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Hidalgo
viernes, octubre 24, 2025

Se dice que las palabras obligan…pero el ejemplo arrastra…

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PIDO LA PALABRA

Hoy es un excelente día que invita a reflexionar sobre las cosas que cada uno de nosotros hemos realizado para tener al País en las condiciones que ahora se encuentra, o mejor aún, analizar las cosas que estamos haciendo para construir el México que estoy seguro todos queremos.

Los que ya tenemos la fortuna de ser padres y quizá abuelos, estoy convencido que en la mayoría de los casos nuestros pensamientos están encaminados a buscar la forma de heredarles un mundo mejor a nuestros descendientes, pero por lo general, ese “mundo mejor” lo concebimos en la forma de bienes materiales, en satisfactores que quizá nosotros no pudimos tener y que a través de nuestro esfuerzo quisiéramos que ellos gozaran de esos beneficios; nuestra intención en esa condiciones, es vernos reflejados en su felicidad.

Pero no todo lo que brilla es oro, nuestras buenas intenciones de padres no necesariamente tienen que ser las mejores para nuestros hijos; ellos están armando su propio destino, empapados por la influencia de todo lo que les rodea, incluyendo el ejemplo que nosotros les damos, y es en ese hecho en donde se encuentra el germen de las controversias sociales, pues sin duda alguna, tenemos la costumbre de ver siempre la paja en el ojo ajeno, pero nunca intentamos ver la viga que tenemos en nuestro propio ojo.

Es esta la razón por la que debemos empezar por revisar “nuestros ejemplos”, no esperar hasta diciembre para analizar si cumplimos nuestras metas del año, en donde normalmente nos auto engañamos tratando siempre de justificar nuestra conducta y prometiendo que vamos a mejorar “para el próximo año”; cada día que nos amanece debe ser el inicio de una nueva etapa, cada día que termina, debe ser una oportunidad para analizar la manera del como usamos nuestros valores.

Debemos recuperar esa solidaridad que día a día exigimos para nosotros, pero que escatimamos para nuestros semejantes; no basta vestirse de blanco y decir que ya estamos hartos de la delincuencia, porque en realidad lo estamos; es necesario que ahora, pongamos nuestro granito de arena con conductas realmente dignas de ejemplo social, y no solo conductas que solo beneficien al reducido núcleo social que nos rodea, aunque nuestros actos apabullen a algún estado de nuestra conciencia.

Hoy debemos despojarnos de la soberbia del poder, de la política o de la enemistad con los demás; en este momento la solidaridad debe definir a los hidalguenses, y por eso vengo a hacer un llamado, sí, un llamado al corazón, a la conciencia, a la acción, porque la ayuda no siempre se mide en grandes gestos, a veces, basta con una cobija, una despensa, una palabra de aliento, ¡basta con estar ahí!

Las lluvias que han azotado Hidalgo no solo han inundado calles y hogares, también han tocado el corazón de nuestras comunidades, han dejado dolor, incertidumbre y pérdida, pero también han despertado algo más fuerte: la solidaridad de los hidalguenses.

Las lluvias han sido implacables, pero no más que nuestra voluntad, Hidalgo se ha visto herido, pero no vencido, y en esta hora difícil, tenemos la oportunidad de demostrar que somos más que un Estado: somos una familia

Por ello, necesitamos con carácter de urgente reactivar nuestra conciencia social, que, en ocasiones, solo se mueve el día en que nosotros somos las víctimas y después volvemos al sueño de los justos; pensemos en el Hidalgo que vamos a heredar a las siguientes generaciones. No esperemos a que la ayuda venga de lejos, hagamos que la primera respuesta sea la de un vecino, un amigo, un hidalguense comprometido, y que cada comunidad se convierta en un refugio, en un abrazo colectivo, porque estoy convencido que cuando ayudamos a nuestros paisanos, no solo reconstruimos casas, también reconstruimos esperanza.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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