PEDAZOS DE VIDA
Siempre hay una forma para matarse en el momento exacto, pero por muchas formas que hay, cuando no te toca pues ni cómo hacerle. Te amarras el lazo a la garganta y se revienta, lo compras de plástico y al intentarlo, se safa la ventana o se cae la viga de la casa o peor aún, se rompe la rama del árbol, así es esto de la falta de suerte o mejor dicho, falta de un buen destino.
Cuando dices que te vas a matar y no te matas no es por cobardía, sino porque no es el momento, nadie tiene la vida comprada y cuando el suicida logra su cometido es porque ya le tocaba, es porque era tiempo, había forma; tomó la decisión y no hubo nadie ni nada que se lo impidiera. Porque hay suicidas que quedan parapléjicos, que se quedan vegetales en una cama de hospital, hay los que se quedan ciegos y más, todo por no haber sido su tiempo.
¿Usted cree que no he pensado en suicidarme? Muchas veces lo he hecho, pero entonces me imagino colgado con la lengua de fuera, con el charco de sangre o con mis sesos embarrados en la pared, y entonces pienso: “carajo, cómo de un momento a otros los problemas que son de uno pasan a otros”, y parece divertido, pero luego recuerdo la gente que ha quedado mal y que encima de los problemas que tiene, se echa otros que para que contar.
Con esto de la muerte no hay que jugar, si no me he matado es porque quizá no tenga la suerte ni sea mi destino morir, mejor me quedo vivo y cuando sea mi destino o mi suerte, solita la muerte me va a encontrar como hace con todos que tarde o temprano los encuentra, por eso señor, yo no me he matado, ¡salud!