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Hidalgo
jueves, marzo 27, 2025

Rugió el viento

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LAGUNA DE VOCES

El aire temible de Pachuca corrió en días pasados como amenaza de una gran barredora que acabaría con lo que encontrara a su paso, en el sentido claro que, después de toda la destrucción para edificar los nuevos cimientos de una sociedad que se preciaba, con orgullo, del oro y plata que vivieron en sus entrañas durante tantísimos años, para luego caer en el olvido, igual que sus difuntos enterrados en túneles a más de 400 metros de profundidad, donde solo viven los recuerdos que se agolpan en la jaula de metal, para salir disparados en la boca de la mina y correr desbocados por las calles, viejas y nuevas; agarrar vuelo entre los cerros, que es lo único que sobrevive a tanta y tanta cirugía reconstructiva, esa que acaba por destruir lo poco de historia mocha que La Bella Airosa ha intentado dejar a manera de herencia, a tanto desmemoriado que jura a los cielos, que toda la historia, la nueva, empieza con ellos y con nadie más. El aire se burla, agarra más fuerza, hasta estrellarse con anuncios espectaculares que se bambolean de un lado a otro, y todos jurarían que su caída es inminente, pero eso no sucede, porque el viento se cansa de soplar sobre fotografías gigantescas y palabras en juego que invitan a comprar, lo mismo un producto, que un candidato para lo que sea que se vaya a elegir. Corrió como pocas veces en tantos años que se escondió, seguro de que ya no habría necesidad alguna de una nueva aparición. Pero sacudió conciencias, eso dicen algunos, conciencias huecas, cabezas huecas, porque ni en cuenta cuando dejó de respirar. Lo de hoy no cabe en el ayer, porque simplemente no corresponden en tiempos ni en nada. Así se escribe esta nueva historia, es decir la misma desde que uno tiene uso de razón, la poca que aún quedara. Y entonces, a un rostro de por sí árido y lánguido, se agregaron más y más cicatrices imposibles de ocultar. Ha sido esa la historia del plato roto arquitectónico, el patrón de diseño que dicen, siguió la capital hidalguense desde que los españoles decidieron que a lo mejor había más plata y oro en el fondo de la tierra, porque lo que es afuera nada, ni huizaches ni mezquites, ni magueyes feos de lo que no dan nada, como no sea pena y tristeza. Y el “plato roto” se impuso como real y absoluto gusto de la ciudadanía de poder. Así que todo jaló de un lado para otro, a donde se le ocurriera a quien tuviera a bien meter mano en una ciudad que nunca acabó de ser capital, como no sea asiento del Poder de poderes, pero sin alameda, sin catedral, sin parque en medio del bullicio, para recordar a todos que, después de todo, es capital de una provincia que hasta hace poco era eso, una provincia tranquila y a lo mejor aburrida, pero provincia. Hoy, sepa Dios en que se transforma, con un montón de desconocidos que ni saludan, ni saludamos. Con un montón de mal encarados que miran con ojos que juzgan y condenan, a veces a muertes horrendas, otras no tanto. Desconocidos para el que al rato estará con los ojos puestos en el cielo, sin recordar quién jijos fue el que lo sentenció y lo ejecutó. Y por eso nada más, el aire salió desbocado de las minas, y movió como monstruo de espanto, los tinacos de agua, los domos de plástico, los de vidrio. Movió, intentó cuando menos hacerlo, las conciencias de los que ya no se detienen a pensar lo que vendrá después, cuando se acabe la plata y oro de los pulmones, y los de aquí mero, sepan que se acabó la riqueza de que dijeron gozar.

Se acabará el tiempo y el aire, el viento que ruge, pondrá orden en las cosas, y acabará por imponer su muy particular gusto de urbanismo, con calles crecidas a base de “platos rotos”, y colonias, fraccionamientos, privadas, donde afirman que es mejor así, sin conocer a nadie, sin querer conocer a nadie. Que los dejen dormir, que mañana se despertarán de nuevo para hundirse, no en la mina, sino en un túnel tenebroso que lleva a miles y miles de personas, a soñar aquí en Pachuca, y vivir, padecer la amarga realidad de la vida en CDMX.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

X: @JavierEPeralta

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