IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO
A pesar de los avances legislativos en la protección contra la discriminación, el matrimonio igualitario y el reconocimiento de identidades, persisten serios desafíos en su aplicación efectiva, junto con altos niveles de marginación, violencia y asesinatos, especialmente en países como Brasil, México y Colombia, debido a la resistencia permanente en América Latina y el Caribe.
Esta región es la más peligrosa para personas trans, con casos recientes de asesinatos que inspiran movimientos por derechos, como en Colombia con el caso de la activista Sara Millerey, además de las restricciones al espacio cívico, leyes que limitan a las organizaciones y la reducción de cooperación internacional que agravan la situación, poniendo en riesgo los avances logrados en protección y servicios básicos.
Tan solo en las dos primeras semanas de enero 2025, México registró al menos cinco crímenes de odio contra personas LGBT+, evidenciando una alarmante violencia en el país, según el Observatorio Nacional de crímenes de odio desde el 2014 hasta la fecha, se han registrado 739 delitos contra miembros de la comunidad, entre los que destacan casos de asesinatos y desapariciones, representando un 516 por ciento de la incidencia delictiva.
Las cinco primeras víctimas de violencia transfeminicida incluyen a Zulma Hernández Mendoza y Khloe Jiménez; a Ariadna Cortés, una mujer lesbiana desaparecida y encontrada sin vida; Ehdibaldo Presa, un académico y maestro de agronomía asesinado en Veracruz; y Christian Cutiño, una persona muxe asesinada en Juchitán, Oaxaca.
Zulma Hernández Mendoza, de 43 años, fue asesinada en su estética en Oaxaca, en un hecho que aún no ha sido oficialmente denunciado por las autoridades. Khloe Jiménez, una adolescente trans de 17 años de Tabasco, fue localizada muerta con signos de violencia; su caso refleja la vulnerabilidad y discriminación que enfrentan las personas trans en regiones marginadas, además de la revictimización mediática por usar su nombre registral y atribuirle un crimen pasional.
Ariadna Cortés, de 32 años, fue secuestrada en Veracruz y posteriormente hallada sin vida en un terreno, en un contexto de violencia y secuestro con posible extorsión que aún no ha sido esclarecido. Cristian Cutiño, una mujer muxe de 31 años, fue encontrada muerta con heridas de arma de fuego en Oaxaca; las investigaciones sugieren conflictos relacionados con robo y drogas, pero aún sin aclarar plenamente su muerte.
Ehdibaldo Presa, académico en Veracruz, fue asesinado con heridas punzocortantes y signos de tortura, en un contexto que, aunque no siempre se enmarca oficialmente como crimen de odio, evidencia violencia dirigida hacia disidentes sexuales. La mayoría de estos crímenes permanecen en la impunidad, ya que las fiscalías no informan ni actúan de manera efectiva, y las instituciones judiciales no aplican el Protocolo Nacional para la Atención a Víctimas LGBT+.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado su preocupación por el aumento de los crímenes de odio, especialmente transfeminicidios, y ha instado al Estado mexicano a prevenir, sancionar y acabar con la impunidad en estos casos. Solo 13 de los 32 estados en México tipifican oficialmente el delito de crimen de odio, lo que dificulta que las investigaciones reconozcan la motivación por orientación sexual o identidad de género.
Por tanto, la violencia contra las personas LGBT+ en México sigue en aumento, con una alarmante falta de justicia y protección efectiva, en un contexto de persistente discriminación y prejuicios sociales, lo que reafirma nuestro compromiso de defender los derechos LGBTI+ y hacer el llamado a la comunidad internacional a apoyar y proteger a esta población, la resistencia y el orgullo no solo son simbólicos, sino vitales para la supervivencia de quienes enfrentan estas adversidades.