RELATOS DE VIDA
Con paso lento, con flojera y sin ganas, alistaba la vestimenta que portaría para la fiesta de su mejor amigo, en muchas ocasiones le cruzaba por la mente faltar al festejo, sin embargo, sabía que no podía dejar plantado a la persona que ha estado con ella en las buenas, en las malas y en las peores.
Inhaló profundamente y tomó energía para realizar el ritual de limpieza e higiene personal, para concluir con el maquillaje, peinado, vestido, zapatillas, bolsa, llaves y caminar hacia la casa del festejado.
Una vez en la fiesta, escondía los pocos ánimos con una sonrisa leve, que acompañaba con unos tragos y pequeñas pláticas con algunos de los invitados, que también resultaban ser sus amigos, y dirigía la mirada a diferentes lados.
En ese escaneo rápido, encontró una cara desconocida, un adulto joven que le resultó además de guapo, interesante, y quien al encontrar su mirada, sonrió amable y encantadoramente. Al menos, así lo sintió.
El gesto impulsó los ánimos para permanecer en el festejo, y de vez en cuando lo buscaba, y al encontrarlo, le lanzaba una sonrisa coqueta y con pena, para seguir con las charlas o el baile.
No tuvieron ningún contacto o plática durante la noche, y ya con la madrugada encima, partió a su hogar para descansar.
El descanso fue placentero, soñó que volvería a encontrar al desconocido, y en esta ocasión se acercaban y platicaban mientras se tomaban un café, todo el día repitió la escena del encuentro, e incluso por la noche mantuvo el pensamiento.
Con la imagen aferrada a su mente, inició el lunes. Las obligaciones comenzaban, completó el ritual de belleza y llegó al espacio laboral en donde la esperaban para presentar la propuesta publicitaria de un café.
Al entrar a la sala de juntas, la sorpresa fue el encontrar esa cara desconocida, se trataba del dueño del producto y conocido de su amigo de años, quien al concluir la presentación, se acercó para invitarla a tomar un café y platicar de la propuesta.
Ese encuentro fue el primero de muchos, en donde hablaban de temas laborales y personales, que derivó en una amistad y después en una relación sólida que llegó hasta el altar, con su amigo de testigo.