El presidente ruso, Vladímir Putin, ha aceptado reunirse la próxima semana con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, acuerdo que se produjo justo antes de que venciera el ultimátum de diez días de la Casa Blanca para que detenga la guerra en Ucrania.
«Hemos acordado la celebración en los próximos días de una reunión bilateral al máximo nivel, es decir, entre los presidentes Putin y Trump», anunció este viernes Yuri Ushakov, asesor para política internacional del Kremlin.
Putin, que lleva 25 años en el poder, no se reúne con un presidente estadounidense desde junio de 2021, cuando se vio las caras con Joe Biden en Ginebra, lo que no sirvió para evitar la guerra. A su vez, la última vez que se reunió con Trump fue en junio de 2019 en Helsinki.
«El interés fue expresado por ambas partes», comentó posteriormente Putin al reunirse en el Kremlin con el líder de Emiratos Árabes Unidos.
Y Putin dio su brazo a torcer
Putin, que no ha criticado ni una sola vez al presidente de EE.UU. desde su retorno a la Casa Blanca, se había resistido hasta ahora a celebrar una cumbre con Trump, aduciendo que dicho encuentro debía ser preparado de manera concienzuda y no podía ser un gesto para la galería.
En realidad, el Kremlin no quería que la reunión se centrara sólo en Ucrania, sino que fuera una cumbre que abordara asuntos de la seguridad internacional y la estabilidad estratégica, además del reparto de zonas de influencia, al estilo de Yalta.
No obstante, el empecinamiento de Putin de no declarar un alto el fuego, aunque sea de 30 días, agotó finalmente la paciencia de la Casa Blanca -que lo vio como una forma de ganar tiempo para seguir avanzando en el frente- y precipitó los acontecimientos.
Trump, que ha mantenido seis conversaciones telefónicas con Putin desde principios de año, había dicho la víspera que existían «muchas posibilidades» de que la reunión tuviera lugar «muy pronto».