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martes, septiembre 30, 2025

Pulisic hace líder al Milan dos años después

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El Milan asaltó el liderato de la Serie A dos años después, subido en una racha de cuatro triunfos seguidos, ganador por 2-1 contra el Nápoles, el vigente campeón, y lanzado por el momento estelar de Christian Pulisic, pasador del 1-0 y goleador del 2-0 en la primera media hora para adueñarse de la victoria y la cima en San Siro, con el susto de Neres a la cruceta y con una resistencia sufrida hasta el final. 

Ni siquiera el 2-1 de penalti de Kevin De Bruyne, después sustituido y enfadado, ni la expulsión de Pervis Estupiñán en la misma jugada (era el último hombre cuando agarró a Di Lorenzo, dispuesto para empujar un rechace a la red), en el minuto 55, cambió el desenlace del duelo que cambió el pleno y el liderato del Nápoles por la irrupción en la cumbre del Milan.

Salió lanzado. Sólo necesitó dos minutos y 23 segundos. Christian Pulisic está que se sale. Su carrera admitió dudas un par de veces. Si llegaba o no antes de que saliera por la banda, si llegaba o no antes que el rival… Y llegó a todo para adentrarse en el área y regalar el 1-0 a Saelemaekers, a su entrada en el segundo palo. El primer impulso. Veloz.

En un escenario imponente, con un tremendo ambiente en San Siro, el Nápoles concedió mucho espacio excesivamente rápido. Necesitó un rato para despertar. Cuando lo hizo, transmitió claramente al Milan que el partido sería mucho más competido. Primero, Miguel Gutiérrez y después Scott McTominay probaron ya los reflejos de Mike Maignan.

Desde el minuto 10, el encuentro pareció más acorde a lo esperado, a la igualdad entre el líder desde el principio y un equipo cuya progresión, dirigido por Massimiliano Allegri, apunta a la cima de la clasificación. Luka Modric provocó otra ocasión del Milan. Su córner lo remató como pudo Pavlovic. Salió fuera. Más apariencia que realidad.

El Nápoles era el dueño del balón. Trasladó el desarrollo del juego al campo contrario, metro a metro, instante a instante, expuesto a un contragolpe de Fofana. Se sentía cada vez más seguro en el partido que quería, menos en el marcador. Ya insistía Kevin De  Bruyne, incluso con algún saque de esquina cerrado que solventó fiable el portero local. Y Santi Giménez, el delantero, también salvó antes al conjunto ‘rossonero’ de otro apuro.

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