La inauguración de un campamento pacifista para pedir el fin de la ofensiva de Israel contra Gaza en la Plaza Dizingoff de Tel Aviv terminó convertido el pasado domingo en una escena en la que los activistas soportaban desde sus sillas los gritos de «¡Traidores!» de un grupo de ultranacionalistas israelíes.
«La guerra más devastadora en nuestra historia tiene que terminar ya. Lo que pasa en Gaza, los asesinatos en masa, la destrucción total y matar de hambre a toda una población está a años luz de los valores fundacionales de un Estado fundado bajo el juramento: ‘Nunca más'», leían a primera tarde representantes de la coalición ‘Es la hora’, con más de 60 organizaciones en favor de la reconciliación entre israelíes y palestinos.
A primera hora del domingo la plaza fue recorrida por decenas de miembros de la organización pacifista israelí Peace Now, familiares de rehenes secuestrados o personas asesinadas durante el ataque del 7 de octubre de 2023, activistas de los Rabinos para los Derechos Humanos y decenas de otros movimientos que claman contra la ofensiva en Gaza.
Cuando leen su manifiesto, un joven alza dos carteles en los que se lee: «No hay hambre en Gaza» y «Yo creo al ejército israelí», entre gritos de “traidores” por parte de jóvenes ultranacionalistas.
«La gente está al límite», dice el activista Moshe Chertoff ante la creciente tensión en un Israel inmerso en la ofensiva en Gaza casi dos años, con aún 50 rehenes en la Franja y cada vez más dividido entre el apoyo a la operación militar y al Gobierno que la mantiene o el llamamiento a ponerle fin.
«Todos pierden en la guerra. Si queremos verlo matemáticamente, ¿cuántos palestinos hay entre el río (Jordán) y el mar (Mediterráneo)? Siete millones. ¿Cuántos judíos hay entre el río y el mar? Siete millones. ¿Alguien va a ganar? No. ¿Alguien se va a marchar? No. Entonces, ¿qué sentido tiene continuar con las guerras?», se pregunta.