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lunes, diciembre 23, 2024

Prisa para tener más prisa

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Si hay algo que define los tiempos que vivimos es la prisa en todos sus ámbitos. Prisa por informarse a través de miles de portales informativos, millones de videos en las plataformas sociales, y todo con un ingrediente común: la prisa. Porque página que no se abra a la velocidad de la luz, es desechada por el que emborrona la pantalla con el dedo para irse a otra, a otra, a otra, a otra.

En lo político se viven momentos únicos, donde la respuesta a cualquier acontecimiento, antes meditada y con una eventual solución, se adelanta, al bote pronto, cualquier pronunciamiento, acertado o errado, pero que siempre deberá ser el primero, porque el que pega primero, pega dos veces.

La vida misma es vertiginosa, porque la muerte misma lo es, en miles y miles de grabaciones donde se ve un cadáver abajo del automóvil, aniquilado por malandrines que siempre existen, o por el olvido y la indolencia en un hospital, mientras que los responsables se daban prisa para presentarse como inocentes, porque hasta los difuntos tenían prisa por unirse a la confabulación en contra de un régimen democrático y popular.

Hay prisa hasta para amar, que es contrario al sentimiento real, porque no se puede amar a nadie si se entiende como una carrera contra el tiempo, cuando la búsqueda siempre habrá de ser lo eterno.

Prisa para nunca leer un texto en el internet que implique más de tres minutos, y para eso existen en buena parte de los portales, la información de cuánto tardará en darle una lectura a la columna, al reportaje, a la crónica; y en automático, si exige arriba de los 180 segundos se desecha, porque hay hambre voraz siempre de consumir más y más, pero a ciencia cierta ya no se sabe que podrá satisfacer esa ansia por devorar lo que sea, pero devorar.

Llevamos prisa para olvidar también, seguro justificada porque todos los días solo sabemos de asesinatos, masacres a diestra y siniestra, ajusticiamientos que, por supuesto no son justos, de comandos que no son militares de carrera, sino criminales vulgares, y por eso siempre será una afrenta para el Ejército que se use un término que les pertenece, para designar a malvivientes asesinos.

Tenemos tanta prisa que por eso no escuchamos, no nos interesa lo que el otro diga, porque eso implicaría tiempo, y el tiempo es precioso cuando nada nos interesa en términos reales.

Todos los días somos testigos y a veces protagonistas, del diálogo entre sordos, pero más que entre sordos, entre desconocidos que no les interesa lo que le pase al otro, porque es más importante ver y ver el Facebook, el TikTok, todo eso que se pierde en segundos, porque no hay testimonio real de lo sucedido, como no sean las estadísticas de cuántos visitaron una página, cuántos “amigos” se tienen en las redes sociales, de cuántos, de cuántos, de cuántos, nunca de quiénes.

Y el asunto es que un día ya no habrá tiempo para vivir.

Y eso preocupa, lastima el alma, que a veces tiene prisa también por evaporarse.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx

@JavierEPeralta

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