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Principios básicos para enfrentar la realidad

Javier Peralta
5 Min de Lectura

RETRATOS HABLADOS

Hay tres expresiones del gobernador, Julio Menchaca Salazar, que deben ser destacadas, y que precisan la visión que la administración estatal, tiene de los momentos complicados que se viven en materia de seguridad.

UNA: “La negación no ayuda”.

DOS:  “Para el crimen no hay fronteras”.

TRES: “Ningún grupo delictivo puede ser más fuerte que el Estado”.

La primera, sin duda, es fundamental en la estrategia que se decida estructurar para enfrentar las complicaciones de que la delincuencia organizada se haya extendido, prácticamente a todo el territorio nacional. Y es fundamental, porque expone de manera vital un principio básico en la solución de cualquier problema: su aceptación.

Asumir la actitud de negación en definitiva no ayuda. Pero no solamente no ayuda, sino que complica y descompone cualquier posibilidad de encontrar una salida, porque desconoce una realidad cada vez más lacerante y grave.

Negar lo evidente es una actitud que solo puede conducir al despeñadero, y, para desgracia de todos, no ha habido hombre de poder que haya caído en esa tentación, de querer buscar soluciones milagrosas a una situación que solo puede ser enfrentada con trabajo y no conjuros mágicos.

Por eso es importante destacar esta aseveración del mandatario hidalguense: “La negación no ayuda”.

La segunda, es producto de la primera, porque la negación de la cruda condición que se vive en materia de seguridad, aquí y en prácticamente cualquier parte del territorio nacional, generaría, como consecuencia, insistir en la teoría de que Hidalgo es algo así como una isla en medio del océano, donde no pueden llegar los males del Continente.

No es así, y salvo que ese fuera el caso, que conformáramos una isla, tal vez nos mantendríamos sanos de la delincuencia, y quién sabe. Pero el hecho es que, casi nada, estamos localizados en medio de todo, y por supuesto que para el crimen no hay fronteras de ningún tipo.

Dos aspectos vitales para quien desee, en términos reales, hacer algo para que este cáncer no haga metástasis: La negación no ayuda. Para el crimen no tiene fronteras.

Llegamos a una tercera, en la que le pido reflexione, porque de buenas a primeras dimos por hecho que el Estado Mexicano era más débil que el crimen organizado. Por quién sabe qué caminos, desembocamos en la creencia absoluta de que sí, los criminales estaban mejor armados y hasta organizados, que para eso se le denomina como tal.

Pero no es así, y nunca ha sido así.

Analicemos: al negarse que vivimos una situación crítica, producto del crecimiento de la delincuencia, la 100% organizada, nos creímos también el cuento de que esos grupos respetaban las fronteras de algunas regiones del país, nada más porque sí.

Pues no es así, y nunca lo fue.

Pero de ahí a concluir que de plano no había cómo enfrentarlos, hay un mar de distancia.

Hoy por hoy, ninguna organización delictiva, por muy poderosa que se diga ser, puede asumirse más fuerte que el Estado mexicano. Ninguna.

Asunto diferente es la forma como se les ha querido enfrentar, la corrupción que han generado en sus perseguidores, y la necedad en decir que no tienen el poder que dicen tener.

No es así. 

Sí, son poderosos, pero nunca lo serán más que el Estado mexicano. Nunca, y esto debe quedar bien claro. Porque no cuentan ni con el armamento, ni mucho menos con la educación militar de los integrantes del Ejército y Marina del país.

Así que ahí están tres afirmaciones que nos pueden conducir por buen camino, y recuperar la condición de ser una entidad donde, producto de una actitud madura para no negar lo evidente, se puede conformar una estrategia cierta, apoyada en la fuerza del Estado Mexicano, para enfrentar un mal que, de no atenderse, se convierte irremediablemente en un cáncer mortal.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx

@JavierEPeralta

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