RETRATOS HABLADOS
Hoy visita Pachuca la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, para inaugurar la nueva clínica del ISSSTE. Lo hace en el que tal vez sea su mejor momento, luego de lograr una tregua a los aranceles de Trump, en la era estadunidense del chantaje a diestra y siniestra, a cargo de un matón de poca monta, pero que a cualquiera espanta cuando se descubre el arsenal mortal que lo ampara.
La presidenta de la República, logró, sin duda un tiempo fundamental, porque el sujeto que gobierna el país del norte, es dado a las mentiras, que su aparato de desinformación repite y repite, hasta que las convierte en verdades. Por desgracia también fuimos ejemplo de esta estrategia en el sexenio pasado.
Vuelve a Hidalgo la jefa de la Nación, y se observa un marcado interés en cumplir los compromisos hechos con una de las entidades de la República más olvidadas, y que hoy, por vez primera en toda su historia, ve que la federación hará algo por un territorio que solo era de interés nacional por sus historias de caciques y olvido de sus habitantes.
Así que llega en un momento importante para ella, porque hoy por hoy la insistencia de que en “Palacio Nacional vive la presidenta, pero en Palenque el que manda”, ha perdido peso específico, todavía más con la actitud de Sheinbaum ante Trump.
Lo que nunca pudo hacer el ex presidente, es decir ganar con inteligencia un tiempo precioso para tener más espacio en la negociación de los aranceles, y un trato no de tú a tú, porque evidentemente Trump es menos preparado académicamente, pero sí de respeto, la primera mandataria del país lo logró.
Tampoco es de esperarse que rompa en definitiva con su mentor, pero no doblegarse ante el líder del imperio del norte, es un avance fundamental, y sin duda una posibilidad de que lo mejor que haya podido tener la izquierda mexicana, sea aplicado en los siguientes años, y desechado lo que simplemente disminuye al país.
Pero el caso Hidalgo es fundamental, porque se observa un interés real de la presidenta Sheinbaum, en el sentido de atender las demandas de justicia histórica, para una tierra saqueada desde la época española, con la explotación inmisericorde de sus trabajadores mineros, a cambio de nada, o de enfermos solamente.
Pareciera que la maldición de estar tan cerca del poder federal, se empieza a transformar en una bendición, y los anuncios que vendrán sin duda confirmarán que, si bien la revolución solo hizo justicia a políticos caciques de otros tiempos, ahora es el tiempo de toda la sociedad hidalguense. Como que ya era tiempo.
Seamos optimistas en esta ocasión.
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