Un adulto responsable
En vez de trincheras, propongo trineos
En vez de bunker, el yunque
En vez de soldados, mejor hermanos
Y en vez de pelear, propongo enamorar
Ataque de risa – Aterciopelados
Cuando uno está comiendo lomo, disfrutando de la ensalada de manzana y en un ambiente cómodo, es sencillo desear la paz, prometer que esta vez sí va a ser nuestro año y demás falacias que decimos nomás porque la ocasión lo amerita, pero que en realidad nunca cumplimos.
Es sencillo cenar en familia, dar abrazos de Judas y llenar con falsas esperanzas y atenciones el ambiente que pronto se torna lleno de alegría, pero ojalá que en nuestras casas este año no pase así.
Ojalá que en estas fechas nos reunamos con las personas con las que realmente queremos estar (sean parte de nuestra familia o no). Espero de corazón que podamos hablar de temas incómodos y resolver los problemas que nos aquejaron durante el año con las personas correctas y no poner justamente de pretexto las fiestas decembrinas para no hablar de temas escabrosos.
Que no haga falta un mensajito de “Felices Fiestas” para atender las peticiones de nuestros amigos, de nuestros compañeros, de la gente que necesita de nosotros, porque nunca es demasiado tarde para reevaluar nuestro comportamiento y poner más atención en los rubros en los que podemos mejorar.
Deseo que sea un 2026 en donde mis lectores no encuentren la paz, que se llenen de guerra. Esa lucha interna que nos permita mejorar física, mental y espiritualmente. Espero que salgamos victoriosos ante un reloj que no nos deja disfrutar los momentos y nos exige estar siempre a prisas.
Que haya guerra en nuestra conciencias y eso nos permita ser lo suficientemente buenos, pero con un toque de dureza, para nunca quedarnos sin hacer nada ante una injusticia. Actuar de forma congruente, porque eso hace falta en nuestra sociedad, en la que el sentido común está siendo el menos común de los sentidos.
Que haya guerra en los trabajos para mejorar los procesos, para que lo que realizamos sea de una calidad superior, sin importar lo que seamos o a lo que nos dediquemos, porque siempre se puede hacer un poquito más de lo que hemos hecho hasta ahora, estoy seguro de que no por nada existe la frase de que “la gota no abre la piedra por su fuerza, sino por su constancia”.
Ojalá que haya guerra contra todo aquello que nos lastima, nos hace sentirnos inferiores o no nos permite estar tranquilos en nuestro entorno, porque solo a través de la lucha contra todo lo que estorba, alcanzaremos esa paz verdadera que tanto deseamos sin pensar en estas fechas.
Nota: ¡Feliz Navidad, queridos lectores! Ojalá alcancemos una conciencia tranquila y libre de ansiedad y que los deseos que brindemos a nuestros seres queridos sean responsables. Que reflejemos con nuestras vidas nuestras creencias más arraigadas.


