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sábado, mayo 31, 2025

Por el bien de AMLO, dejen gobernar a CSHP

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RETRATOS HABLADOS

Anteriormente le había escrito, que luego de la pandemia abrigaba esperanzas de que las cosas cambiaran en los asuntos del poder, no solo en México, sino en todo el mundo. Porque estar muy cerca con la muerte, de alguna manera cambia la forma de ver la vida en casi todos los seres humanos al hacerlos, precisamente, más humanos, más ciertos de que todo es efímero, pero sobre todo esa locura que engendra la búsqueda insistente e insaciable, de ser el más poderoso.

Hoy, con pesar, comprobamos que efectivamente cambió a casi todos, pero no tuvo efecto alguno en esos “casi”, que por desgracia son los que tienen en sus manos el destino del resto de humanos simples y sufridos.

Hablemos de México.

Siempre le insistiré que la llegada de la doctora Claudia Sheinbaum a la presidencia de la República, representaba un camino diferente al que heredaba de Andrés Manuel López Obrador, sin duda el caso más lamentable de lo que provoca el poder en un otrora líder social, el más carismático, el que más había padecido los excesos de un priísmo que había llegado al límite de su supervivencia.

Cuando llegó, pero sobre todo ese larguísimo tiempo en que buscó el cargo más importante del país, fue uno; cuando se fue, era irreconocible, ajeno a la realidad, a él mismo.

Sehinbaum parecía su última carta para recomponer lo que había dejado a la deriva. Resultaba un último gesto de bondad, un acto público de contrición, de arrepentimiento incluso.

Pero no fue así.

Dejar a una mujer inteligente, seguidora de la necesidad de un cambio social, ajena a la hipocrecía, parecía ese gesto, ese último gesto de reconocer haber errado todo, por el poder.

Pero no fue así.

Dejar a verdaderos energúmenos como siniestros personajes para cuidar “su herencia”, y no tocar ni con el pétalo de una rosa sus absurdas políticas de seguridad, educación y salud, fue una traición.

Porque Adán Augusto, Ricardo Monreal y otros impresentables, hoy mismo presumen su soberbia, porque el que se iba a ir no se ha ido y no se quiere ir. Por eso enfrentan a la presidenta.

Pero también por eso deben irse, porque solo el actuar de una primera mandataria sin camisas de fuerza, sin personajes cínicos como los anotados que le ponen el pie, salvará la imagen de un hombre que llegó al poder, y luego se enamoró de él mismo, se quedó a vivir en esa irrealidad que solo provoca el narcótico que se llama poder.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

X: @JavierEPeralta

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