RETRATOS HABLADOS
La terrible radicalización de la sociedad mexicana para implantar un pensamiento ligado al maniqueísmo durante el pasado sexenio, donde libran una lucha sin fin los “buenos” contra los “malos”, debe terminar. Simplemente no pueden seguir las cosas como están, porque el país puede caer sin remedio en un barranco sin fondo, y amparar el surgimiento de nuevos líderes populistas, ahora desde el bando contrario, con patéticos personajes como el multimillonario Ricardo Salinas Pliego, quien, quede o no quede, ya vio el camino para no pagar impuestos, que es su preocupación fundamental.
Es por lo tanto vital, que la presidenta, Claudia Sheinbaum, tenga la oportunidad de caminar su propio camino, sin la presión brutal del ex jefe de la nación, a través de todos y cada uno de sus esbirros, colocados en el Poder Legislativo, así como el Judicial, pero a los que se suman quienes hoy también han radicalizado, su discurso en el que no se le otorga ni el beneficio de la duda, y por lo tanto ya la descalificaron de manera absoluta.
El ejercicio de la política en sus peores expresiones, hoy se observa o solo adentro del partido oficial, Morena, sino del Revolucionario Institucional y Acción Nacional, o lo que de ellos quede, que sustentan su cada vez más raquítica presencia en incendiarios discursos, que solo han generado un escenario más y más enrarecido.
Porque no, de ninguna puede ser cosa fácil intentar guardar distancia de un personaje tan absorbente y capaz de provocar una especie de idolatría por parte de sus seguidores, que hoy mismo impulsan la idea de que no darán la espalda a la jefa de la Nación, si es fiel y leal a quien sí, se ha mantenido ausente de presencia, pero no de hechos con cada uno de sus esbirros, que de no ser por su protección, deberían estar en la cárcel.
A la par una oposición que no ha medido en ningún momento la necesidad de que exista una oposición fuerte y con una vocación para el intentar comprender el difícil momento que vive la nación, y que como van las cosas conviene más al que se supone se fue, pero que no lo ha hecho, y lastima a la presidenta de la República.
Porque una oposición marrullera, con tintes pandilleriles, es lo mejor para el inquilino del Rancho “La Chingada”. Lo contrario, una oposición inteligente, permitiría conservar una Presidencia fuerte, vigorosa, y por lo tanto no supeditada a un personaje que ya anticipa la llegada de sus vástagos a la primera magistratura del país.
Por eso conviene una oposición fuerte, inteligente, de nivel, y no copia del que dicen odiar, pero que copian en sus más rupestres maniobras para imponer dirigencias, candidaturas, y quedarse con un partido como el PRI, aun cuando sea un rescoldo a punto de apagarse, de lo que fue.
En eso radica hacer política de nivel, no de pandillas.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
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