PEDAZOS DE VIDA
¿Y la justicia?
Lo llamaron loco, luego lo acusaron de querer robarse a unos niños, lo buscaron por todo el pueblo y al final lo encontraron, sin permitir que dijera media palabra, lo amarraron, lo golpearon y patearon, lo despojaron de su ropa. No faltaron las personas, que como sumos sacerdotes, incitaron a la gente a ese grado máximo de violencia.
A punto estuvieron de lincharlo en aquél pueblo del estado de Hidalgo, sin pruebas de ningún delito mas que las acusaciones cobardes de gente que escondió la cara, el pobre hombre quedó libre y la justicia que proclamaba el pueblo, aquella por la que según iban a linchar al hombre, nunca llegó para castigar a los verdaderos responsables, aquellos que pudieron ser los artífices de un asesinato como en los tiempos de la vieja Roma.
Se equivocó de cuna
Caminó sobre el agua y lo llamaron brujo, multiplicó los panes y lo llamaron engendro de satanás, hizo milagros y aseguraron que era el anticristo y que había llegado a confundir a la humanidad. Se hizo viral en la redes sociales y dijeron que se trataba de una secta, en fin.
Un buen día, amaneció asesinado en su hogar.
Los cristianos en turno, no toleraron que el regreso del Mesías hubiera sido en una cuna de otra religión, no soportaron la idea de tener que confrontar a un ser que jamás pidió una Iglesia y mucho menos a un ser que les enseñara lo que no pudieron aprender en todos estos siglos, la compasión.
Calladito te veías más bonito
Si Jesús se hubiera quedado callado, otra cosa sería. Si Jesús hubiera permanecido sumiso al Sumo Sacerdote otra cosa hubiera sido, si Jesús no hubiera sacado a latigazos a los mercaderes del templo, otra cosa hubiera sido. Si Jesús se hubiera dedicado toda su vida a orar, otra cosa hubiera sido.
Pero no, tenía que abrir la boca para expresar sus ideas, tenía que revelarse ante los mercaderes del templo y ante el Sumo Sacerdote mostrando el grado de equivocación en el que estaba aquel líder religioso, tenía que actuar, revivir muertos, curar lepras, revivir muertos y hacer un chingo de cosas que cualquier humano resignado a obedecer, no haría. Por eso lo mataron, por ser un peligro de cambio, por ser diferente.