RELATOS DE VIDA
Comenzó a tener un dolor intenso en el pecho, además de sentir una sensación extraña que le provocó ansiedad, no quiso esperar más tiempo y le pidió a sus familiares que lo llevarán al hospital, no quería que su malestar empeorara.
Una vez en el nosocomio, lo ingresaron por el área de emergencia y con los síntomas que presentaba le practicaron inmediatamente los estudios necesarios para diagnosticar el padecimiento e iniciar con el tratamiento.
Se trataba de un taponamiento en una de las válvulas del corazón, lo que podría ocasionarle un infarto, el problema es que las venas se encontraban muy delgadas para realizar el procedimiento y no contaban con el equipo necesario para practicarlo.
Al avisarle a los familiares de que debía ser trasladado a otro estado a otro hospital, estos se negaron rotundamente y se aferraron a la idea de que su atención debía hacerse en esa clínica, resaltando supuestas influencias y el abundante poder económico con el que contaban, que sin duda usarían de no ser atendido como ellos pensaban, debía hacerse.
Los médicos insistieron en que el estado del paciente era estable para poder trasladarlo, y de esperar más tiempo, la condición podría empeorar y no tendrían los elementos necesarios para evitar que se pusiera en un riesgo que desembocara en una tragedia, sin embargo, los aires de superioridad de los familiares obstaculizaron el procedimiento.
Cerca de la medianoche, el adulto sufrió un infarto, del cual no pudo ser salvado, pues la válvula que no pudo ser destapada causó un daño en el funcionamiento del corazón, originando la tragedia que había sido prevista y que pudo haber sido atendida a tiempo.
Luego de gritos y mentadas de jefecita de parte de los familiares hacia los médicos, al recibir la lamentable noticia, realizaron los trámites para llevarse al familiar, no sin antes amenazar con interponer una demanda por negligencia médica.
Pasó poco más de una semana luego del velorio, el funeral y el novenario, y justo cuando la familia parecía lograr un poco de paz por la pérdida, comenzaron a experimentar sucesos fuera de lo normal: la tele y las luces se apagaban solas, se caía la foto del difunto o se oía un lamento que tenía un tono de furia.
Decidieron contratar a una persona que hiciera una limpia a la casa y también a una médium para resolver los encuentros paranormales, una vez reunidos en una mesa, en punto de la medianoche, iniciaron el ritual a la luz de las velas, y después de un estruendoso golpe, apareció el adulto mayor y les reclamó con palabras altisonantes y llenas de odio la decisión que tomaron y recriminó su altanería hacia los médicos.
Les puso de pertinencia orar todos los días por su alma, pedir una disculpa al cuerpo médico y apoyar económicamente a las personas enfermas que no cuentan con los recursos suficientes para tratarse, pues de lo contrario, no volverían a vivir tranquilos.