Costó, casi hasta el último minuto, pero el fútbol hizo justicia. Un notable Real Madrid, quizá el mejor de la temporada, ganó en el último momento (2-3) un partido que pudo haber sentenciado mucho antes ante el Manchester City, pero en el que sus errores casi le cuestan un gran disgusto.
En dos chispazos finales, el Real Madrid tuvo el acierto que le había faltado en el partido de ida del ‘play-off’ por los octavos de final de la Liga de Campeones. Brahim Díaz, un ex del Manchester City, y Jude Bellingham, un inglés, fueron los encargados de ajusticiar a un City que hasta el minuto 87 se las prometía muy felices.
Pocas veces habrá disfrutado tanto del balón y habrá gozado de tantas ocasiones el Real Madrid en el Etihad Stadium como en el partido de este martes.
Comenzó mandón, imponiéndose en el centro del campo a una línea improvisada por Pep Guardiola, que sigue cavilando cómo resolver el enigma de la baja de Rodri. Tenían suficiente tiempo los buenos lanzadores madridistas para recibir, darse la vuelta y enviar la pelota al latifundio que dejaban detrás los centrales del City.
En el minuto 19, cuando una arrancada de Haaland dejó en buena posición a Grealish, quien combinó con Gvardiol dentro del área. La dejada del croata con el pecho, de espaldas a la portería, puso la pelota franca a Haaland, que no perdonó.
El empate llegó por medio de un remate tan acrobático como defectuoso, el francés Mbappé le pegó con la tibia derecha y la trayectoria del balón despistó al guardameta, que no pudo evitar que la pelota entrase llorando.
Cuando el partido comenzaba a perder intensidad, un nuevo error imperdonable, una entrada a destiempo de Ceballos en el área sobre Foden significó un penalti que hizo bueno Haaland.
No había dicho la última palabra el Real Madrid. Su acoso final consiguió dejar solo a Vinícius dentro del área, que disparó duro y seco. Ederson salvó con el pecho, pero Brahim Díaz, un ex del Manchester City, estuvo más listo que nadie para transformar el rechace.
Casi al final, a los dos minutos del tiempo añadido, una cabalgada de Vinicius acabó con el balón por encima del portero y Bellingham llegando de manera agónica para firmar el 2-3. Ventaja para el Madrid.