OTRA VEZ ALITO
Como líder de secta religiosa, Alejandro Moreno Cárdenas presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se hizo aplaudir de sus incondicionales y en un acto en plena oscuridad y como rata de alcantarilla, aprobaron la reforma a los estatutos para abrir la puerta a la reelección de la dirigencia nacional con el objetivo de quedarse por otros dos períodos más.
La actitud del nefasto personaje no puede ser menos que la de un líder de secta que engaña a seguidores, los manipula y los maneja a su antojo, para mantenerse encumbrado en el poder, a la cabeza de un partido que lo tuvo todo y que ahora, después de la elección del dos de junio, se ha reducido a puestos plurinominales que obviamente están repartidos entre los incondicionales del campechano de ambiciones insaciables.
Ahora, en este juego de tronos al interior del tricolor, no hay una sola voz que tenga la autoridad moral para hacerle frente a este buitre que pasó de carroñero a zopilote de zoológico que solo espera que la comida le llegue a su oficina en el partido.
Lo peor de todo es la posible explicación del porqué diversos perfiles no han decidido encararlo enérgicamente y porqué todavía cuenta con muchos perfiles que aunque saben que se está haciendo mal, permanecen callados, solapando este acto de corrupción al interior de un partido del que ya no se podía esperar más y que en cada minuto que pasa le da toda la razón al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.
Es pertinente recordar los audios que hizo públicos Layda Sansores, gobernadora de Campeche, y las fotografías íntimas de diversas legisladoras que dijo tener en su poder, mismas que involucraban al priísta…
Si Alejandro Moreno tenía este tipo de material, cuánto más no tendrá de todos aquellos que hoy, con el asco reflejado en el rostro, le aplaudieron su plan de reelección al interior del PRI, cuánto más no tendrá para poder manejarlos a su antojo, porque de algo debemos estar seguros: el PRI se está desmoronando. Todos han visto la calamidad, tanto aquellos que obtuvieron o tendrán un puesto o cargo público, como las víctimas de esta secta o los incrédulos que confían en el lobo sin imaginar que mañana pueden ser ovejas.
La actitud de Alejandro Moreno Cárdenas, es la de un dictador que al no lograr que su partido se coloque en la cabeza del país, ha decidido entablar una dictadura al interior del partido que por esencia tenía la revolución y la no reelección, y ahora que se ha quitado la máscara nadie podrá sorprenderse de lo que este mequetrefe, cínico, sinvergüenza e hijo de su todisima… puede llegar a hacer con tal de mantener poder, aunque sea muy poco, entre sus manos.
Ahora ya no serán neoliberales como Salinas, ni corruptos como aquellos que abandonaron el partido, ahora señalarán a aquellos que intenten disentir con Moreno Cárdenas, ahora se repartirán culpas para tratar de argumentar sus marranadas. Lo cierto es que con Alito al frente del PRI, pronto veremos el fin de un partido político más, lo del PRD no es pura coincidencia…