RETRATOS HABLADOS
Un mes antes de concluir su mandato, ningún presidente de la República había diseñado un escenario tan espectacular, como Andrés Manuel López Obrador, quien seguramente hasta el último minuto de su gobierno, habrá de tener en sus manos, todos y cada uno de los hilos del control político, en el que ha tomado juramento de lealtad no solo a los integrantes del próximo gabinete de la doctora Sheimbaum, sino a todos y cada uno de los gobernadores surgidos de su partido, Morena, y hasta de la denominada oposición.
Porque las reformas al Poder Judicial y a la Guardia Nacional, destacan porque en definitiva habrán de redefinir el ejercicio de la política presidencial en el país, así como las que se decidan aplicar para combatir la delincuencia organizada, es decir, que se siga con la actual estrategia.
Pocos se van con tanto poder en sus manos, con el manejo directo de esos que denominan “hilos conductores”, que cubren toda la República Mexicana. Pocos con la capacidad de ser vigente hasta la fecha, cuando en la transición del gobierno de Enrique Peña Nieto al de AMLO, para estas fechas el segundo ya era, en los hechos, Jefe de la Nación, con todas sus atribuciones.
Estamos ante un caso único del manejo del poder político, que, por supuesto no debe ser compartido con nadie, y un líder que además de ser querido como lo manda Maquiavelo, al mismo tiempo es temido por los que deben temerle.
Un personaje único en la historia del país, nos guste o no, porque, por principio de cuentas, le cumplió y le cumple a una base, su base, con la entrega, constante y sonante, de pensiones, y pese al grito en el cielo de los que ven con malos ojos esa acción, el hecho es que, quienes las reciben, son conscientes de que el agradecimiento es de gente buena y bien nacida, y que se diga lo que se diga, en sexenios anteriores nadie, absolutamente nadie, se acordó de los viejos, de los ancianos, de los que llegados a las puertas del adiós, nunca les habían reconocido nada, ni sus hijos.
Un personaje que empieza a cerrar la pinza del plan político, que ha cumplido al pie de la letra, y que por evidentes razones no habrá de concluir cuando entregue la banda presidencial.
Esto apenas empieza, y sinceramente, uno ya no sabe si reír o llorar, o rezar, de plano encomendar nuestra alma al Todopoderoso.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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