PUNTO DE VISTA
Andrés Manuel López Obrador, ganó la elección del pasado domingo desde el año 2018.
En la historia del país, desde el México independiente, no hay un personaje tan poderoso políticamente y más influyente que él.
Con sus mañaneras, les dictó y marcó la agenda del día a los medios de comunicación, a los partidos políticos de oposición, a la gente en general; nunca perdió credibilidad e inteligentemente, siempre, y en todas las ocasiones, única y exclusivamente se dirigió a su público, a su gente, a los que lo apoyaron y a los que lo apoyan, sabedor de que con ellos y ellas, tenía asegurada la sucesión.
Sin restarle méritos a la Presidenta, tanto Adán como Marcelo hubieran resultado ganadores, claro, difícilmente con esa amplia, muy amplia ventaja que obtuvo la hoy ganadora.
Resulta emocionante que sea una mujer la que maneje los hilos de la política.
Todos vimos su transformación desde que fue jefa de Gobierno, y jamás se salió del guion; aún en campaña, no perdió los estribos, no se conflictuó, en los debates ni siquiera volteó a ver a sus contrincantes.
Aprendió que debía ser solamente tal cual lo hace el presidente: dirigirse a sus bases, a su gente, a su público. Quedó de manifiesta su seguridad y su manejo perfecto del habla, días antes de la elección, cuando se presentó en Tercer Grado. Salvo Raymundo Riva Palacio, que fue el único que la cuestionó, a l@s demás incluso les costaba mirarla a los ojos.
Es cierto que somos un país de contrastes y mayoritariamente necesitado. El presidente fue muy audaz y estratégico, aprovechó esa necesidad y de los programas sociales que siempre se dieron, y no solo los aumentó y abarcó una mayor población, sino que los hizo universales, para todos. Me queda claro que cada dos meses, la gente se sintió comprometida al recibir sus apoyos y el último que cobraron al doble antes de la elección, también representó un doble compromiso entre éstos.
Nunca y por ningún motivo dejó de apoyar públicamente a su candidata, aprovechando los espacios televisivos. En respuesta, la oposición se limitó a quejarse ante la instancia correspondiente del INE sin mayores frutos; también ellos pudieron aprovechar esa falta de fuerza de los Consejeros del Instituto, pero extrañamente no lo hicieron, así que poco tienen que quejarse, pues la puerta estaba abierta para todos.
Por su parte, tanto Consejeros como los magistrados del órgano jurisdiccional electoral, también midieron lo inevitable, e inteligentemente para sus intereses no se comprometieron.
Poco a poco irán desapareciendo canales en redes sociales como Latinus. Es claro que tienen patrocinadores y, aguantar seis años más, parece un sin sentido, porque además, a los dueños los tienen perfectamente ubicados, y meterse contra el Estado no es cosa fácil.
Fueron reportajes muy interesantes y valientes, sin embargo, fue demasiada información, en un solo día eran hasta tres reportajes, no dejaban descansar a quien los veía y poco a poco, y por el tiempo que requiere verlos, fueron perdiendo interés, además de que nunca lograron impactar al público de Obrador, ¿de qué sirve convencer a los convencidos?
En nuestro estado el PAN sigue dando pelea, no estuvo tan mal el PT y el PRI, un desastre, terrible, total. El presidente estatal no pudo ni siquiera credencializar a los militantes. El no haber podido por lo menos expedir credenciales virtuales, que no tienen costo, habla muy mal de él. No pudo públicamente señalar a quienes, en el Congreso del Estado, traicionaron la confianza de los priístas y se declararon independientes. Había que hacer por lo menos un intento legal, para que los relevaran sus suplentes.
No hubo carácter.
Por los tiempos se necesitaba un hombre o mujer extremadamente duro, con fortaleza; pedir su renuncia es en balde, ya para qué, que siga en el puesto ocupándose de no sé qué.
Por su parte, la candidata Carolina debe agradecer presencialmente el apoyo recibido, no como la última vez cuando fue vencida en la gubernatura, donde simplemente se conectó desde su cómoda oficina en el CEN. Al ser beneficiada como plurinominal, debe forzosamente tomar una de sus camionetas, dar las gracias, y de su bolsa, pagarle a las personas que la acompañaron. No importa el resultado, los líderes de barrios, colonias, pueblos, deben ser reconocidos y aplaudidos.
En el caso de Gálvez, debe entender que ni votando el 100 por ciento del padrón hubiese tenido un buen resultado. Es más, seguramente habría sido más catastrófico. Debe reconocer los resultados y desistirse de las acciones legales, porque poco a poco la irán dejando sola.