El croata Luka Modric ya es el futbolista que marca el techo de logros en la historia del Real Madrid. Nadie ganó más que él y eso que llegó a la casa blanca con 26 años. Hasta 27 títulos en doce años que dan forma a una leyenda eterna para el madridismo. El primer paso de un curso, que de nuevo se perfila como el último, de un referente. El espejo en el que mirarse de una plantilla repleta de talento.
A sus 38 años, a días de cumplir 39, Carlo Ancelotti aún necesita a Modric en el Real Madrid. Por lo que representa en un vestuario que ha perdido líderes, sin Toni Kroos y Nacho Fernández. Luka es el futbolista de las seis Copas de Europa, el de los 27 títulos. Al primero que Kylian Mbappé pidió su primera foto con una conquista vestido de blanco. Una leyenda viva.
Posiblemente la temporada se convertirá en una cuenta atrás hasta la despedida que merece Modric. Nadie en la historia del Real Madrid llegó a jugar superados los 39 años, récord de longevidad que también marca. Y quedó demostrado que ‘Carletto’ no sólo demanda del poder del croata dentro de la caseta, como referente y la voz más autorizada en un grupo repleto de jóvenes, también necesita de sus cualidades futbolísticas en un centro del campo que ha perdido pie sin Kroos.
Ya tiene asumido Modric el rol que tiene que desempeñar a su edad en este Real Madrid. Le costó entenderlo a inicios del curso pasado y acabó dando un rendimiento tan óptimo que provocó que la directiva le ofreciese la renovación. Perder a Kroos, que decidió irse en lo más alto, y a su socio Luka en el mismo espacio de tiempo, habría sido difícil de digerir. Es el último ‘superviviente’ del mejor centro del campo del equipo madridista de su historia.
A buen seguro Modric podría haber comenzado el curso como titular tras completar la pretemporada. Habría evitado con su personalidad y precisión con el balón, los momentos de indefinición futbolística del Real Madrid ante el Atalanta en el primer acto en el Nacional de Varsovia. De golpe, pasó a abusar del balón en largo. Con Luka viendo todo desde el banquillo.