Decenas de niños celebraron este miércoles el Día del Niño en el río Bravo, en la frontera de México con Estados Unidos, en medio del hambre, enfermedades y la barricada de navajas que colocó el Gobierno de Texas.
El colectivo Ángeles Mensajeros acudió a la puerta 40 del muro fronterizo entre la mexicana Ciudad Juárez y El Paso, donde cientos de migrantes, incluyendo unos 50 niños, esperan el momento para desafiar a la Guardia Nacional de Texas y cruzar a Estados Unidos.
La visita se realizó para llevar a esos niños juguetes, payasos, juegos, alimentos y un momento de oración y fe, así como para ayudarlos a alzar la voz.
“Los niños migrantes y las niñas migrantes queremos caminar en paz”, gritaron al unísono los menores de edad.
La venezolana Mayreli Valero es madre de María Ángela Páez Valero y juntas han recorrido miles de kilómetros en varios países para llegar hasta la frontera de Juárez.
“Ellos (los niños) vienen de pasar una travesía muy difícil, han sido secuestrados. Hemos sido secuestrados por (el Instituto Nacional de) Migración y les agradezco mucho (a los colectivos) que ellos pasen un día diferente», expuso a EFE.
Denunció que «hay muchos niños que están enfermos» porque el campamento fronterizo «no es apto para que estén niños, ni adultos tampoco”.
Agregó que además de la hostilidad del viaje y de la frontera, uno de los grandes retos es el hambre y el frío.
“Si tenemos para desayunar, no tenemos para almorzar. Se acuestan con hambre, hay mucho frío,. Una ayudita no estaría mal para nosotros”, indicó Valero, quien contó que ya tienen cuatro días en el río.
En eso coincidió la niña Yosbeli Enrique Mielitera Méndez, quien relató que lo más duro ha sido la travesía por México por las persecuciones de los agentes de Migración.
“Me siento bien, alegre, yo sé que es una cosa difícil. A mí me contaron cuando viví en Colombia. Viví 7 años en Venezuela y me mudé a Colombia cuando tenía como 7, viví tres años ahí, sabía a qué veníamos, que iba a ser una cosa dura, tenemos que llegar a la meta», narró.
El evento ocurrió un día después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de México, Andrés Manuel López Obrador, anunciaran mayores acciones contra la migración irregular tras una llamada telefónica.
López Obrador afirmó que la migración irregular ha caído «a la mitad» tras la cifra de 12.000 migrantes diarios en la frontera norte desde finales del año pasado, pero historias como la de Yosbeli muestran que la situación sobre el terreno aún es dura.
“La selva fue como un juego para mí, pero lo que fue difícil para mí fue México. La Migración (nos estuvo) siguiendo y así, pero siempre me han tocado cosas buenas, me alegro mucho sabiendo que estamos tan cerca de la meta”, agregó Yosbeli mientras sujetaba un juguete.