Un total de 217 mexicanos del estado de Chiapas permanecen refugiados desde ayer en una pequeña comunidad fronteriza de Guatemala, en medio de una carretera de tierra entre montañas, tras huir de su país por los carteles del narcotráfico que se disputan el control del territorio.
«Salimos el 23 de julio porque hay balaceras todo el día en la comunidad. Salimos corriendo y dejamos nuestras casas, siembras y animales», contó a EFE uno de los refugiados, que pidió el anonimato, aunque detalló que dejó el municipio de Amatenango, en Chiapas.
Las personas se encuentran en una comunidad denominada Ampliación Nueva Reforma, en el municipio de Santa Eulalia, unos 350 kilómetros al noroeste de la Ciudad de Guatemala.
Hasta el momento al menos 217 mexicanos, entre ancianos, mujeres y niños, cruzaron la frontera y se refugiaron en la comunidad guatemalteca de Ampliación Nueva Reforma, entre las montañas que dividen a ambas naciones.
«Nuestro Gobierno nunca hizo nada. Tenemos cuatro años con este problema y ahora tuvimos que salir corriendo porque los balazos llegaban a mi casa», explicó otro de los ciudadanos mexicanos refugiados.
De acuerdo con las familias afectadas, el temor aumentó cuando los grupos criminales comenzaron a reclutar a jóvenes de las comunidades y por ello han pedido a las autoridades mexicanas que «tomen control» de la zona para poder volver a sus hogares.