Por: Claudia Alejandra Reyes Ramírez
Título del libro: Lo que no tiene nombre
Autor o autora: Piedad Bonnett
Editorial: Alfaguara
Año: 2013
“Ahora, pues, he tratado de darle a tu vida, a tu muerte y a mi pena, un sentido.”
Las palabras que se vuelven el cierre perfecto para la montaña rusa de emociones que es este libro, en esta última ocasión no van dirigidas a nosotros, los lectores, sino que son un mensaje final de la autora a su hijo Daniel. Lo que no tiene nombre, de la autora colombiana Piedad Bonnett, nos permite acompañarla en un viaje muy personal a través de su pensar, su sentir y las situaciones derivadas del suicidio de su hijo, es decir, nos abre una ventana por la que nos permite conocer a quien alguna vez fue Daniel.
En este texto exploramos, de la mano de la autora, el dolor tan íntimo y personal de perder a un hijo; su narración se extiende desde el día del suicidio hasta unos meses después. Sin embargo, Bonnett no se limita a contarnos lo que pasó, también dibuja un claro retrato de Daniel, un chico dulce, talentoso y apasionado, que cargaba con una enfermedad, pero que no por ello era menos capaz de lograr las cosas que quería. Por medio de la memoria de la autora, lo acompañamos durante su juventud y sus primeros años de adultez antes de ser diagnosticado, y entendemos las dinámicas familiares, así como los cambios que provoca el diagnóstico y la intensificación de los síntomas.
En Lo que no tiene nombre, Bonnett nos comparte las preguntas que la asaltaron en relación a la muerte, el olvido, la enfermedad mental y los estigmas que existían alrededor del tema en esos tiempos. En su caso, la literatura fue una gran fuente de respuestas y confort, que la ayudaron a comprender el suceso; hecho que se hace notar, pues siempre que no encuentra las palabras exactas para describir sus sentimientos o una situación particular, acude a textos de otros autores que tienen las palabras que ella no ha podido expresar, fungiendo como recurso invaluable al momento de escribir.
La narrativa entrelaza los cuestionamientos antes mencionados, con recuerdos de las experiencias vividas con Daniel. Este contraste nos ayuda a entender, tanto a nosotros como a la misma autora, las decisiones de su hijo y por qué las cosas tomaron el rumbo que tomaron. También nos sirven para conocer a Daniel más profundamente y empatizar con lo que estaba viviendo, obligándonos a reflexionar nociones preconcebidas sobre las personas que viven con un trastorno mental, entendiendo que son personas como cualquiera de nosotros.
Bonnett conduce al lector por una amplia gama de emociones, pasando por la tristeza, pero también por momentos de felicidad y amor. Este último siendo la parte clave del libro. A través de la narración somos capaces de palpar todo el cariño que la autora le tenía a su hijo y que plasma de manera impecable en las páginas, lo que vuelve todavía más desgarrador y asfixiante la descripción de los últimos momentos que compartió con el muchacho.
Es importante mencionar la incorporación de los dibujos de Daniel dentro del libro, puesto que no solo se hace memoria a través del testimonio de su madre, sino que sus obras dentro de la portada, los inicios de cada capítulo y la mención de un blog con algunos de sus trabajos (https://danielsegurabonnett.blogspot.com), nos dan acceso al talento de Daniel y construyen una imagen más clara de él, no solo como persona, sino como artista.
Lo que no tiene nombre, nos permite conocer en tan solo ciento treinta páginas a Daniel, su vida y su muerte. Bonnett abre la conversación en torno a temas tabú como el suicidio y las enfermedades mentales, que nos lleva a preguntarnos qué hubieramos hecho nosotros en el lugar de ella, si hubieramos sido capaces de sobrellevar lo que su familia tuvo que pasar y si el olvido viene con la muerte. Un texto con una visión cercana y humanizada de la experiencia de enfrentar una pérdida, así como la lucha por no dejar que los que amas queden en el olvido.
Claudia Alejandra Reyes Ramírez
Es estudiante de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Ha participado en la planeación y logística de eventos culturales en la Universidad, también ha tenido la oportunidad de ser moderadora de una mesa de trabajo del XXI Congreso Internacional Mujeres, Feminismos y Estudios de Género en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu). Es miembro activo del círculo de lectura “Voces de Tinta” desde 2022.