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“Me dejé llevar”

Ana Luisa Vega
3 Min de Lectura
Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

Todos en el pueblo lo sabían, menos ella, era un secreto a veces, una realidad que presentía y en los más profundo de su mente, cuerpo y corazón lo sabía, pero no quería reconocer, y prefería sacarlo de sus pensamientos y olvidarlo.

En un pueblo pequeño, el dicho tradicional “pueblo chico, infierno grande”, se hizo presente, casi la totalidad de los habitantes conocían ese chisme, la excepción era la misma protagonista y víctima de la situación.

Las hermanas Fátima y Perla, compartían todo desde muy pequeñas, además de ser confidentes, eran compañeras de vida; la primera era la más grande y la segunda, tras debutar como madre soltera, comenzó a vivir con la familia de su hermana.

La mayor se encargaba del hogar, y de cuidar a su hija y a su sobrina; mientras que la menor, se desempeñaba como ayudante de su cuñado en la carpintería del pueblo, para todo se les veía juntos, independientemente del trabajo, en fiestas y reuniones.

Habitualmente, ambos, permanecían la mayor parte del tiempo en la carpintería trabajando, y Fátima rara vez los visitaba, pero en esta ocasión debía hacerlo para entregarle un recado a su esposo.

Al llegar al establecimiento, encontró a su hermana y su compañero de vida, desnudos, sosteniendo relaciones sexuales, y la primera reacción fue tomar a su hermana del cabello y arratrarla por el piso hasta sacarla de la carpintería para exhibirla ante los vecinos; mientras que a su esposo, luego de maldecirlo incontable número de veces, le advirtió no regresar jamás a lo que una vez fue su hogar.

Durante lo que restaba del día, Fátima estuvo llorando, dolida por la traición de las dos personas que consideraba las más importantes en su vida; mientras que en el pueblo, reiteraban: “por fin lo descubrió”.

Al siguiente día, Perla, regresó a la casa de su hermana en donde vivió durante muchos años, para recoger la ropa y cosas que ahí guardaba, y al finalizar del obligado proceso, encaró a su hermana y simplemente esbozó “Solamente me dejé llevar, y llevo muchos años haciéndolo”, para después cerrar la puerta y concluir la relación de hermandad sanguínea.

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