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Manifestaciones

Ana Luisa Vega
3 Min de Lectura
Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

I.

Mientras caminaba por la calle, su estómago gruñía como si hubiera una batalla en su interior, la noche anterior ocupó todo el dinero que le quedaba y faltaba un día para recibir la quincena; intentaba calmar su deseo de alimentarse imaginando historias que desviaran su atención, aunque casualmente todas ellas trataban de comida. Una cuadra antes de llegar a casa, luego de trabajar, alcanzó a ver un pedazo de papel que avanzaba con las ráfagas de viento, al llegar a ese espacio descubrió que se trataba de un billete de 200 pesos, su corazón latió más rápido de la emoción y su estómago calmó la lucha interna, en el entendido que en poco tiempo tendría algún alimento.

II.

Estaba a punto de alcanzar los 50 años de edad y todavía deseaba poder tener un bebé, la mayor parte de su vida la dedicó al trabajo y en atender a sus padres y sobrinos que nunca se dio tiempo para tener una pareja estable, prácticamente sus relaciones eran ocasionales, y aunque no estaba segura de tener un compañero de vida, sí lo estaba en el deseo de ser madre, pensaba y manifestaba que pronto tendría algo en su vientre, y  un año antes de llegar al quinto piso, su manifestación parecía que se había logrado, tenía dos meses de retraso y síntomas propios del embarazo, decidió ir al doctor solo para confirmar, y efectivamente tenía algo en el vientre, pero no una vida, sino un tumor que ocasionó una revolución hormonal, lamentable su manifestación estuvo mal hecha.

III.

Manifestó con mucha fuerza y durante mucho tiempo que llegara el día en que dejara de sentir aprecio, consideración y amor por esa persona con la que estuvo mucho tiempo y un día la dejó; lo hizo de diferentes maneras, con velas, con tutoriales de meditación, inclusive con magia casera. Conforme pasaban los días se percató que ya no pensaba en él de la misma intensidad y que los sentimientos habían disminuido, hasta que dejó de importarle. Estaba feliz, orgullosa e ilusionada por seguir con su vida. como debió haberlo hecho desde años atrás. Sin embargo, poco le duró la tranquilidad, al siguiente mes, su ahora innombrable apareció en la puerta de su casa, asegurando estar arrepentido y pidiendo regresar, y aunque se negó a recibirlo, todos los días regresaba a suplicar que le diera una oportunidad, mientras ella se preguntaba la razón del cambio cuando por fin había alcanzado su manifestación, pero lo que no había entendido era que al quitarle su atención y energía, el querría recuperar lo que creía era suyo.

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