El presidente francés, Emmanuel Macron, ha reiterado este sábado su oposición al acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur por generar «competencia desleal» a los agricultores comunitarios, y ha dicho que hará «todo lo posible» para que no salga adelante.
«Tal y como se firmó es un mal texto y, por tanto, haremos todo lo posible para que no siga su camino, para proteger la soberanía alimentaria francesa y europea», ha declarado Macron a la prensa justo antes de la inauguración del Salón de la Agricultura de París, que este año tiene a Marruecos como país invitado.
Ha explicado que su Gobierno está trabajando para tratar de constituir una minoría de bloqueo entre los estados de la Unión Europea para paralizar el texto del acuerdo, cuya negociación finalizó en diciembre de 2024 entre la Comisión Europea y Mercosur.
Una minoría de bloqueo exigiría, al menos, cuatro Estados miembros que representen, al menos, el 35 % de la población.
Otra de las líneas de acción que ha citado Macron es evitar que la Comisión Europea decida escindir el acuerdo en una parte política y otra comercial para evitar que tenga que ser ratificado por los parlamentos de los Veintisiete, ante el riesgo de que en algunos -como el francés- no haya mayoría.
Macron también ha dicho que trabajará para «convencer a todos nuestros socios» para que rechacen el acuerdo con la idea de que «nuestros argumentos son los mismos en todos los países de Europa para defender la capacidad de producción europea».
En Francia hay un consenso político prácticamente unánime contra el acuerdo UE-Mercosur, concluido tras prácticamente dos decenios de negociación, y las razones son que se estima que favorecerá la entrada de productos mucho más competitivos en términos de precios porque en Sudamérica no existen las mismas reglas medioambientales y sanitarias a las que están sometidos los franceses.
Macron también ha criticado que el texto no incluye las llamadas «cláusulas espejo» para imponer las mismas reglas de producción que tienen que cumplir los agricultores franceses y que «protegen de la competencia desleal».
Ha comparado el acuerdo UE-Mercosur con el de UE-Canadá, que en la práctica ya se aplica y para el que Macron sí defiende la ratificación, porque, a su parecer, en ese caso los dos bloques comparten la misma concepción de la agricultura y a Francia le está sirviendo para aumentar las exportaciones.
El jefe del Estado francés, que hace un año en la misma inauguración del Salón de la Agricultura fue violentamente abucheado y atacado en un momento de grandes protestas del sector, se ha esforzado esta vez en subrayar el mensaje de que «nuestros agricultores no pueden ser la variable de ajuste».
Ha insistido en que no pueden ser «ni la variable de ajuste del poder adquisitivo», ni «la variable de ajuste de los acuerdos agrícolas» como el de Mercosur.
Sobre la cuestión de los precios, ha puesto el acento en el principio, inscrito en la ley, de que «no se puedan vender productos por debajo de su costo de producción».
En las protestas del sector agrícola francés de hace un año, los principales ejes de movilización fueron el acuerdo UE-Mercosur para exigir su abandono y las demandas de simplificación administrativa frente a la burocracia que soportan los agricultores y los controles a los que están sometidos.
Los sindicatos agrícolas se quejaban de que en Francia tienen que normas nacionales que se superponen a las europeas y que les hacen menos competitivos frente a sus colegas de otros países de la UE.
Por eso, una Ley de Orientación Agrícola adoptada definitivamente por el Parlamento francés el pasado día 20 estipula una serie de reglas que responden a esa demanda.
Al respecto, Macron ha afirmado que «hay que asumir que tenemos que producir para alimentar a los franceses y a los europeos, pero también para exportar».
En nombre de la «soberanía alimentaria», ha reiterado que «nuestra responsabilidad es producir en nuestro territorio».