RETRATOS HABLADOS
La incapacidad para dominar impulsos casi primitivos, entre ellos el ansia de poder, le empieza a jugar en contra a varias de las suspirantes a la nominación de Morena para el gobierno de Hidalgo. Saben que deben esperar, y por esto entender, dejar gobernar sin presiones al actual mandatario, Julio Menchaca Salazar. Pero no pueden, simplemente no pueden, y acostumbran creer que, si se quedan quietas, no faltará quien les coma el mandado.
Sin embargo, una simple reflexión, con toda la calma del mundo, les permitiría entender que el caso del ex presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien anduvo de precampaña la mayor parte de su vida, es un caso único, nada saludable para la incipiente democracia mexicana, que no deberá repetirse en ninguna elección local o nacional.
Hablamos de mujeres suspirantes, porque se supone que habrá una gobernadora de dos años, pero en definitiva no hay nada definitivo al respecto, razón por la cual no debemos descartar a los políticos hombres, que dan por hecho serán candidatos, por supuesto de Morena.
La senadora, Simey Olvera, no ha podido bajarse de la ola artificial creada por grupos de poder morenistas, que han insistido en corearle “¡gobernadora!” en cada evento a la que es invitada, y sabe que, tarde o temprano, esas acciones, traerán consecuencias negativas, porque es evidente el interés, nada inocente, de los que preparan porras y coros.
Es deber de la legisladora, hacer todo lo que sea necesario, para no agotar por adelantado sus posibilidades, y tomar muy en cuenta, que podría estar en labor de choque para que, al final de cuentas, no sea ella la elegida. Alejar la tentación del protagonismo, regular sus encuentros casi pugilísticos, le enseñarán que es una carrera de aguante, un maratón, no 100 metros libres, y quien no se administre, simplemente no llegará a la meta.
Si se trata de político, todos saben que el también senador, Cuauhtémoc Ochoa Fernández, compite con Simey, pero según sus proyectos, para ser nominado para la gubernatura de seis años, o cinco como mínimo. En el mismo tenor, ha hecho del protagonismo el camino a seguir, y, al igual que con Simey, debe saber que a la mitad del camino de quien pretende suceder, lo que está obligado a hacer, es ser apoyo real, no de pose, al mandatario estatal que es de su partido.
Vaya pues, las ansias de poder son canijas, complicadas de apacentar. Pero deben hacerlo, respetar, en esto sí, tiempos lógicos. Insistiríamos que, como nunca, debe ser comprendido el símil, de que están ante una carrera de maratón, de resistencia, y el que salga como alma que lleva el diablo, sin tomar en cuenta que son 42 kilómetros, es un hecho que se reventará a la mitad.
Lo crean o no, el poder implica una cantidad enorme de reglas no escritas que deben respetar. Y no hablamos de pactos demoniacos, o de “conservadores”. Hablamos de la sabiduría real que sí existe en el arte del poder, y que su entendimiento solo está reservado para unos cuantos.
No todos pueden acceder al poder. Porque algunos quedan en definitiva desquiciados de la mente, y otros, incluso antes de acceder al mismo, dan muestras palpables y lamentables, de enervamiento mental.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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