Los países de África sufren unos costes desproporcionadamente altos para adaptarse a la crisis climática, perdiendo una media de entre un 2 y un 5 % de su producto interior bruto (PIB) para responder a fenómenos climáticos extremos, alertó este lunes en un nuevo informe la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«Durante los últimos sesenta años, África ha observado una tendencia de calentamiento que se ha vuelto más rápida que la media global. En 2023, el continente experimentó olas de calor mortales, fuertes lluvias, inundaciones, ciclones tropicales y sequías prolongadas», dijo en un comunicado Celeste Saulo, secretaria general de esta agencia de las Naciones Unidas.
«Este patrón de fenómenos meteorológicos extremos ha continuado en 2024. Algunas partes del sur de África se han visto afectadas por una nefasta sequía. Las excepcionales lluvias estacionales han causado muerte y devastación en los países de África oriental, más recientemente en Sudán y Sudán del Sur. Esto agrava una crisis humanitaria ya de por sí desesperada», añadió Saulo.
Estas son algunas de las advertencias incluidas en el nuevo Informe sobre el Estado del Clima en África 2023, presentado este lunes en la última jornada de la 12ª Conferencia sobre el Cambio Climático y el Desarrollo en África (CCDA, por sus siglas en inglés), que empezó el pasado 30 de agosto en Abiyán, Costa de Marfil.
Según el documento, el coste de la adaptación climática en África subsahariana se estima de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares anuales durante la próxima década, lo que equivale a entre el 2 y el 3 % del PIB total de la región.
De hecho, algunos países del continente dedican hasta el 9 % de su presupuesto a responder a estos fenómenos.
Esta situación no hizo más que agravarse en 2023, que diferentes bases de datos sitúan entre los tres años más cálidos experimentados en África en los últimos 124 años, siendo el norte del continente la región más afectada por el calentamiento en 2023.
Si no se toman las medidas necesarias para fortalecer la respuesta ante estos fenómenos, alertó la OMM, hasta 118 millones de personas en situación de pobreza extrema (con menos de 1,90 dólares al día) se verán expuestas para 2030 a sequía, inundaciones y calor extremo en África.
Por este motivo, la agencia de la ONU afirmó que los países africanos necesitan aumentar los fondos destinados a los servicios meteorológicos y los sistemas de alerta temprana que facilitan la adaptación a la crisis climática.
«Se necesitan inversiones en los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales de África para mejorar la recopilación de datos y las capacidades de previsión con el fin de fortalecer la habilidad de estas instituciones para emitir alertas tempranas y avisos sobre fenómenos extremos», destacó la OMM.
Pero, por el momento, lo cierto es que, aunque África acogió entre 1970 y 2021 un 35 % de las muertes relacionadas con el clima, el tiempo y el agua, solo un 40 % de la población del continente tiene acceso a sistemas de alerta temprana, lo que la convierte en la región con el porcentaje más bajo del mundo.
«África enfrenta costes y riesgos desproporcionados derivados de los fenómenos y patrones meteorológicos relacionados con el cambio climático, que causan masivas crisis humanitarias», destacó Josefa Leonel Correia Sacko, comisaria de Agricultura, Desarrollo Rural, Economía Azul y Medio Ambiente Sostenible de la Comisión de la Unión Africana (UA), que presentó el informe junto con la OMM.
Estas crisis tienen «impactos perjudiciales para la agricultura, la seguridad alimentaria, la educación, la energía, la infraestructura, la paz y la seguridad, la salud pública, los recursos hídricos y el desarrollo socioeconómico en general», concluyó.