Los incendios forestales cerca de un parque nacional del estado Victoria, sureste de Australia, han arrasado desde la semana pasada unas 74.000 hectáreas de terreno, indicaron este viernes las autoridades.
«Se han calcinado 74.000 hectáreas que es el tamaño de Singapur», indicó durante una rueda de prensa Ben Carrol, número dos del gobierno regional de Victoria, al alabar los esfuerzos de los equipos de emergencia.
Varios focos, que comenzaron el pasado fin de semana en el parque nacional Grampians -a unos 240 kilómetros al oeste de Melbourne-, permanecen todavía fuera de control, mientras unos 600 efectivos de emergencia luchan contra las llamas.
Las condiciones meteorológicas de este viernes son más favorables para tratar de controlar las llamas, según indican los bomberos, tras la complicada jornada de vientos y calor registrada la víspera.
«A pesar de que hoy se esperan condiciones más suaves, las áreas cercanas a donde ya hay incendios forestales siguen siendo peligrosas», dijo durante la rueda de prensa el portavoz del Centro de Control del estado Victoria, Luke Heagerty.
Unos 2.600 residentes de 34 pequeñas poblaciones cercanas a los incendios siguen evacuados, aunque Heagertly adelantó que es posible comiencen a levantar las órdenes de evacuación y los vecinos puedan regresar a sus hogares.
Los fuegos, de momento, no han causado víctimas ni la pérdida de viviendas, aunque sí han afectado a edificios agrícolas y provocado la muerte de un número indeterminado de cabezas de ganado.
«El extraordinario esfuerzo de los bomberos sobre el terreno pudo contener los fuegos antes de que impactaran contra las poblaciones», remarcó el portavoz.
La temporada de incendios en Australia varía según la zona y las condiciones meteorológicas, aunque generalmente se registran en el verano austral, entre los meses de diciembre y marzo.
Entre 2019 y 2020, durante el bautizado como Verano Negro, al menos 33 personas perdieron la vida por los incendios que asolaron gran parte de Victoria y Nueva Gales del Sur, que afectaron a millones de animales, calcinaron unas 3.000 viviendas y quemaron unos 180.000 kilómetros cuadrados de terreno.