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sábado, noviembre 1, 2025

Los cimientos de una ciudad también se cocinan con postres: una lectura de Delicias de antaño: historia y recetas de los conventos mexicanos, de Teresa Castelló Yturbide y María Josefa Martínez del Río de Redo

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Por: José Iván Ramírez Avilés

TÍTULO DEL LIBRO: DELICIAS DE ANTAÑO: HISTORIA Y RECETAS DE LOS CONVENTOS MEXICANOS

AUTOR O AUTORA: TERESA CASTELLÓ YTURBIDE Y MARÍA JOSEFA MARTÍNEZ DEL RÍO DE REDO

EDITORIAL: LANDUCCI EDITORES, S.A. DE C.V.,/OCÉANO

AÑO: 2000

El título de esta reseña busca sugerir desde un inicio los aportes y bondades de esta obra, en particular al reflejar la participación activa de mujeres mestizas, indias y criollas, principalmente de vocación religiosa, en la consolidación de una base no solo culinaria, sino también urbana, donde lo doméstico, lo culinario y lo arquitectónico se entrelazan. Destacan las fotografías de las cocinas, postres y recetas, con gran valor estético (de Michel Zabé).

El interés por Delicias de antaño: historia y recetas de los conventos mexicanos surgió tras encontrarla en una librería de libros usados. Aunque fue publicada en 2000, su título y contenido despertaron una curiosidad inmediata por su riqueza histórica y visual. Cada página me convocaba a imaginar la vida cotidiana en los conventos novohispanos y destacaba una profunda investigación, incluso con descripciones arquitectónicas de los recintos que hoy conforman parte esencial del patrimonio colonial mexicano.

La obra articula personajes, costumbres y espacios; los nombres de las mujeres novohispanas, la particular forma de medir el tiempo al preparar postres, y las imágenes de cocinas donde talavera, azulejos y luz natural dan forma a un paisaje sensorial e histórico. Despiertan los sentidos gustativos y perceptivos del lector. 

El libro rescata no solo el valor gastronómico, sino también histórico y cultural. Desde el Real Convento de Nuestra Señora de la Limpia Concepción (1540) hasta los de Santa Ana y Nuestra Señora de Guadalupe, en Durango (1779–1875), se elaboraban una amplia variedad de dulces con procedimientos rudimentarios e ingredientes adaptados a cada contexto. Del convento de las capuchinas y las carmelitas descalzas, suprimidos por las Leyes de Reforma, se enumeran delicias como chicharrones de almendra, chocolates retorcidos, pan de vida o alacranes de pasta de leche. Cada postre, parte de la “dulcería fina”, con frutas y verduras de mazapán o bolitas de leche envueltas en hojas secas de maíz, transmitía creatividad e identidad aún vigentes.

Lugares, ciudades, aromas y sabores surgen de la imaginación que inspira este libro. Permite conocer la historia urbana de México y recuperar técnicas, tradiciones y postres casi olvidados frente a la industrialización y el consumo masificado, que han desdibujado su esencia simbólica, social y cultural.

Esta obra retrata la cotidianidad de las mujeres hispanas que protagonizan cada capítulo, así como la naturaleza y recursos locales en un contexto histórico trascendente. Como urbanista, advierto cómo estos recintos marcaron el orden religioso y social, contribuyendo a la organización espacial de los primeros centros urbanos: plazas, calles y mercados donde se entretejían relaciones de mestizaje y de intercambio cultural, como en el caso de los saberes culinarios entre mujeres indígenas, afromexicanas, españolas y mestizas.

El sabor que deja esta obra es que siempre hay algo nuevo que aprender, especialmente cómo la gastronomía se vuelve huella material y simbólica de las ciudades. Reconocer que la cocina fue un espacio de encuentro entre continentes, saberes, plantas y recursos locales, aportando al mundo culinario tradicional que aún da identidad a cada ciudad, como por ejemplo el rompope, bebida creada por monjas del convento de Santa Clara en Puebla, que incorporaron la vainilla, flor sagrada de los totonacas y originaria de Veracruz. 

A través de un estudio histórico, las autoras presentan un cúmulo de recetas que reflejan una etnografía de la vida cotidiana conventual, pero también de un importante quehacer etnobotánico. La obra se apoya en fuentes históricas, testimonios y una rica composición visual con fotografías de recetarios, utensilios, azulejos y cocinas que evocan los aromas del cacao y las texturas de los espacios.

Delicias de antaño: historia y recetas de los conventos mexicanos, de Teresa Castelló Yturbide y María Josefa Martínez del Río de Redo, fue publicada en el año 2000 por la editorial Landucci/Océano, en colaboración con el grupo financiero BBVA Bancomer, con 273 páginas ilustradas. Recupera cerca de 80 especialidades de diversos conventos, como las puchas de Santa Rosa, los buñuelos de Santa Brígida o los camotes de Santa Clara.

El valor del libro radica en su riqueza histórica y su rigor documental, que permite sumergirnos en los espacios íntimos de las cocinas, en sus diseños, aquellas que evocan la cocina de mi abuela paterna, donde sobre muros y vigas de madera colgaban cacerolas, cazuelas, moldes y pocillos de barro. Además, despierta curiosidad sobre la disposición urbana de los conventos como elementos físicos, simbólicos y territoriales. Una obra indispensable para quienes disfrutan de los postres, las recetas y la historia. 

Semblanza 

José Iván Ramírez Avilés es doctor en Urbanismo (UNAM), maestro en Población y Desarrollo (FLACSO), licenciado en Sociología Urbana (UAM-X) y Arquitectura (UAD). Pertenece al Sistema Nacional de Investigadoras e investigadores, nivel 1. Sus líneas de especialización incluyen regiones hidropolitanas, desigualdad territorial, procesos metropolitanos, periferias urbano-rurales, segregación urbana y arte urbano. Coordina y forma parte de redes internacionales de investigación urbana y ambiental.

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