UN ADULTO RESPONSABLE
“Somos amigos, de ustedes amigos.
Amigos de verdad…”
Somos amigos – Timbiriche
Una amiga me comentó su preocupación porque su novio no recordaba si estaba vacunado contra el tétanos y al ser un ingeniero en constante contacto con máquinas, seguido se hacía pequeños cortes en las manos; así que, en cuanto tuve la oportunidad, conversé con una enfermera que aparte de responder la pregunta que me hicieron, con su testimonio de vida me dejó un dato de interés y una reflexión importante.
Me comentó que la vacuna contra el tétanos debe tener un refuerzo cada diez años, así es que mis contemporáneos (30 años o un poquito menos), deberían revisar su cartilla de vacunación y estar al pendiente también de las campañas permanentes para inmunizarse contra la Covid y la Influenza, enfermedades que llegaron para quedarse.
A veces, los hombres, por hacernos los valientes o los ocupados, no realizamos los procedimientos adecuados para cuidar nuestra salud de forma integral y deberíamos hacerlo, porque solo así aumentaremos la posibilidad de disfrutar un poquito más de esta vida que “no vale nada”, diría José Alfredo.
En fin, como teníamos tiempo, la enfermera, cuyo nombre no pude retener, me platicó también de un examen con el que puedes hacer toda la prepa, y aunque había escuchado antes de él, nunca está de más conocer a alguien que lo haya aplicado y salido airoso (mi primo es otro caso de éxito). Investigué y resultó que los organiza el CENEVAL, que duran todo un día y que sale en al menos 3 mil pesos (porque los hay de 5 mil y 7 mil también). Por lo que, haciendo un servicio a la comunidad, dejo aquí el dato, nunca se sabe a quién le pueda servir.
Pero quizá la “carnita” de la plática se dio cuando me comentó que se pagó la prepa y la universidad, pues una serie de malas decisiones le quitaron el apoyo de su madre y el orgullo no le dejó recuperarlo.
Durante ese tiempo y con una carrera tan demandante como la de enfermería, se tuvo que apoyar de sus amigos, aquellas personas que le solapaban una “pestañita” cuando más la necesitó, que le cubrieron un turno, que le compartieron de su comida o que simplemente la apoyaron con palabras de aliento. Y es que estudiar y trabajar nunca va a ser fácil, pero haciéndolo sin apoyo, se vuelve imposible.
Pensé entonces en mis amigos, esos seres que se pusieron de acuerdo para que yo pudiera acabar el CBTis a pesar de que nunca dí una en las materias de la carrera a la que aspiraba (gracias a Dios no me titulé).
Esa gente que aunque no vea seguido, sé que puedo contar con ellos, pues moverían las piezas a su alcance para auxiliarme cuando lo requiera, ya sea monetariamente o con una asesoría en sus respectivos campos.
Esos compañeros de vida que han triunfado tanto que hoy ayudan a los demás, muchas veces sin una remuneración económica. De ellos, especialmente, me da orgullo decir que son mis amigos.
Y es que alguna vez alguien me dijo que nuestros amigos cercanos se parecen mucho a nosotros. En el fondo de mi alma espero que tenga razón, que pueda tomar lo mejor del entorno que me rodea y tener la dicha y el privilegio de decir “él es mi amigo, ella es mi amiga”.
Pero es cierto, muchas veces los que llamamos amigos están lejos de ser una bendición y, de hecho, se convierten en una carga que nos quita más de lo que nos aporta. Yo solo le pido a Dios nunca ser una amistad así y que la gente abra los ojos para expulsar de su vida a aquellos que encuentran un problema para cada solución. Porque aunque se escuche feo, también las amistades se deben acabar cuando ya no son funcionales.
Nota: Recomiendo para este tema la película “Quiero comerme tu páncreas”, parece una historia romántica, pero creo que se trata más de una gran amistad.