EL PEQUEÑO TIMMY
En los pasillos de cualquier dependencia de gobierno, sí en cualquiera, se puede saber que el ejercicio de recursos públicos en obra ya sea pública o al interior de las oficinas de gobierno, genera un “apartadito” que algún vivaracho se queda, eso de que se acabó la corrupción nada más es un dicho, un eco que viene desde el gobierno federal en el que también hay corruptos que viven de eso y que jamás estarán dispuestos a cortar su cordón umbilical porque se quedan sin moche. Así de simple, les guste o no a los gobiernos en turno, el sol no se puede tapar con un dedo.
Así que mientras en varios municipios como en Pachuca se paraban el cuello por el bacheo “constante de calles” y la remodelación urbana, seguramente alguna constructora de algún pariente o prestanombre se hacía de dinero sin contar el moche que da a algunos funcionarios para ser la empresa elegida, y muchos menos sin contar que se factura a precios de material de calidad pero se construye con lo más corriente y efímero que pueda haber en el mercado.
El paso de Erick por el territorio hidalguense, solamente evidenció las porquerías que han hecho los ayuntamientos con sus obras de bacheo, reencarpetamiento y todo lo que tenga que ver con rehabilitación de caminos y vialidades, y Pachuca y Mineral de la Reforma no fueron la excepción, las calles que según habían sido renovadas quedaron como los quesos que salían en las series animadas antiguas.
Seguramente no tardan en salir a llorar las administraciones actuales y decir que el problema es de las administraciones anteriores, algo en lo que estamos en total acuerdo, pero si van a llorar que lo hagan trabajando porque hoy por hoy el problema es de los que están en los gobiernos municipales y en los gobiernos estatales, y más vale que solucionen de manera duradera o de lo contrario serán señalados por administraciones venideras por el mismo problema que hoy los hace lloriquear.
Una administración pública eficaz y eficiente lo demuestra dando solución a los problemas, no quejándose de ellos, parece que a los actuales presidentes municipales se les olvidan sus compromisos de campañas y los discursos de esperanza y cambio que habría en cada municipio de Hidalgo, eso de que “conmigo sí se puede, yo voy a hacer esto, yo voy a hacer lo otro, yo voy a cambiar esto…” son palabras huecas que con unas cuantas lluvias quedan al descubierto.
Fue un panista el que bautizó a Pachuca como “Bachuca” en tiempos en los que gobernaba Eleazar García, mejor conocido como “el Chelelo”, luego esta problemática se le revirtió al PAN con el gobierno de Yolanda Tellería, y fue promesa de campaña con el priísta Sergio Baños Rubio, y nada cambió, todo ha empeorado; con el actual presidente Jorge Alberto Reyes Hernández ya se vislumbraba algo similar con todas las marranadas hechas cuando ni siquiera era candidato aún pero ya se perfilaba para ser alcalde: obras mordisqueadas, pavimentos inconclusos, otros que se cuartearon a unos días de haber sido rehabilitados y más.
Sí, además de goteras e inundaciones cerca de nuestras casas, el agua nos dejó ese amargo sabor de boca, de saber que la corrupción continúa, que las obras públicas son desechables, que los presidentes municipales son unos ineptos y que la justicia nunca actuará contra aquellos que son responsables de estos gastos que nunca se convierten en obras de calidad, y nunca habrá justicia porque para que esto suceda debe haber congruencia, y los que ahora están en el poder saben que ser congruentes significa acabar con ese actuar, lo que los dejaría sin una cifra de muchos ceros en su cuenta bancaria.