El Códice Tonalámatl de Aubin, polémico por su llegada a México tras ser sustraído de un museo francés, no tiene «ninguna influencia europea», afirmó este viernes la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) María Isabel Álvarez Icaza.
«El Códice Tonalámatl de Aubin, que los mesoamericanos usaban como calendario religioso para nombrar a las personas y realizar rituales, no tiene ninguna influencia europea y podría haberse elaborado en la Cuenca de México (centro)», indicó un comunicado emitido por la universidad.
Se trata de un libro de los destinos que posee un calendario religioso ritual y «era tan importante que, a partir de él, se daba nombre a las personas».
Hasta ahora, se creía que pertenecía a la época colonial y que se había elaborado en el céntrico estado de Tlaxcala, pero Álvarez Icaza desafió esta teoría.
«En todos los tiempos hubo artistas o tlacuiloques (en náhuatl, pintores de códices, conventos y demás expresiones) más o menos hábiles», sostuvo.
El hallazgo se produjo en el marco del proyecto de investigación conjunto con la también investigadora Saeko Yanagisawa.
De un viajero a un coleccionista francés
Tras ser recopilado por el historiador italiano Lorenzo Boturini a finales del siglo XVIII y «sustraído de manera poco clara» por el artista y viajero Frederick Waldeck, este códice cayó en manos del francés Joseph Alexis Aubin, un coleccionista e historiador, en los 1800.
«Muchos investigadores señalan que (…) Aubin separó los códices y los escondió en su maleta para salir por la aduana de Veracruz (sur) hacia Francia», rememoró Álvarez Icaza.
En 1982, el abogado mexicano José Luis Castañeda «sustrajo» el ejemplar, que estaba en la Biblioteca Nacional de Francia, para «regresarlo» al país.
«Cuando los bibliotecarios ven el estuche vacío, se convirtió aquello en un gran escándalo. (…) El abogado llegó con el manuscrito a México y aquí, a pesar de que fue detenido, se le consideró casi como un héroe», explicó.
De hecho, los gobiernos francés y mexicano acordaron que el códice permanecería 99 años en el país.
Ahora está expuesto en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), pero la investigadora recordó que el «saqueo del patrimonio cultural» mexicano sigue vigente.
«Todavía en Francia se hacen subastas de piezas arqueológicas sustraídas ilegalmente y seguimos padeciendo el mercado negro», lamentó.