RETRATOS HABLADOS
Las tragedias, generalmente, tienen como consecuencia y tiempo razonable de reflexión, en el que se valora con más intensidad, en primer término, la vida, la capacidad de abrir los ojos todas las mañanas, respirar, caminar, en fin, los atributos que siempre consideramos básicos y que forman parte del “paquete” con que somos depositados en una realidad que no deja de sorprendernos.
No son pocos los que afirman que una persona es otra cuando logra sobrevivir al trance que la tuvo al filo de la muerte, que se vuelve más sincera y leal consigo misma, y por lo tanto empieza a entender el sentido claro y único de la solidaridad, palabra vital por su significado, con todo y que evoque tiempos terribles para el país.
El que vive para contarla, nos ofrece una nueva perspectiva de la existencia humana, porque efectivamente es otro, a veces diametralmente opuesto al que había sido, y entonces caemos en la cuenta de que somos testigos de un verdadero milagro, cualquiera que sea el significado que usted le otorgue.
Pues bien, lo vivido en territorio hidalguense durante estos últimos días, nos da la oportunidad de abordar de diferente manera el presente que nos ha tocado vivir y, tal vez, en una de esas, empezar a interpretar este tiempo como la única oportunidad para entendernos con los semejantes, que son compañeras y compañeros de viaje, y tal vez alguno se nos aparezca cuando sea momento de partir.
Puedo y debo asegurarle, que a lo mejor en ello residan los constantes llamados para “no politizar el dolor humano”, porque quien perdió a un pariente, su casa, sus tierras, lo poco o mucho que había logrado, está en una condición crítica, muy ligada a la muerte, y es muy probable que le importe nada si usted es de un color político o de otro. Simplemente necesita de su ayuda.
Y una ayuda desinteresada, ajena a la que algunos y algunas otorgan con discursos absurdos como “yo si los comprendo y por eso traigo ayuda, no como esos…”.
Un discurso de ese tipo echa a perder todo, porque lo primero que se plantea quien ve que el camino sigue, es no caer en la tentación eterna del cobro de facturas, venganzas, disparates de ese tipo.
Sé que es predicar en el desierto, que son tiempos de profundas divisiones, de odios, de rencores, de locos como el gringo que defeca sobre quienes no piensan como él. Sé que tal vez ya sea demasiado tarde, pero le pide se ponga a pensar, cómo vería esta realidad si acabara de salvarse de la muerte, del fin absoluto, de la tragedia.
Tal vez sea lo que piden quienes lo han logrado, que simplemente los veamos como sobrevivientes, pero fundamentalmente con esa nueva visión que otorga una nueva oportunidad, que incluso nos comparten, nos pide que entendamos.
Dirá que qué inocencia, que todos sacan provecho hasta de estos momentos, pero le confieso que poco importa, que la sociedad en su conjunto no cambiará, pero en o individual sí que se puede.
Así que eso es lo único que deseo contarle en este lunes, cuando familias enteras son presa de un momento lamentable, pero también de esperanza, porque de alguna manera sus hoy difuntos, les dijeron que después ya no habrá tiempo ni oportunidad.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta