UNDERGROUND PACHUQUEÑO, PARTE 1
A veces con minifalda, otras con pantalón, y en algunas ocasiones usa un overol, quizá se haya visto con bermuda alguna vez; camina sobre botas, tacones o tenis; la verdad es que nunca se sabe cómo es que La Titi va a salir al escenario, pero de lo que la gente puede estar segura es de que, si entre los Dj’s de la noche va a estar La Titi, la fiesta está asegurada.
A La Titi, muchos la identifican por su forma tan peculiar de subirse al escenario, por el sonido de corneta alarma que mete entre sus mezclas y por un tatuaje con forma de tritón barbado que tiene en su brazo derecho.
Debo confesar que supe del nacimiento de este singular personaje y también que tengo la gran dicha de conocer al artista que le da vida. He usado este acercamiento para que, en esta entrevista, la gente conozca a un gran ser humano a través de su personaje, La Titi.
Por lo anterior, el comienzo de la entrevista fue más difícil que lo que creí, iba con la idea de entrevistar a La Titi, pero en el vestíbulo del lugar no estaba el personaje que oculta el rostro durante sus presentaciones, en cambio, me esperaba Eduardo Garza, quien dijo estar listo para comenzar la charla; por lo que, sin más, comenzamos la entrevista.
Oscar: Mi primera pregunta es, ¿quién es La Titi?
Eduardo: La Titi es un personaje de ficción que nació en el underground pachuqueño y justo nació en Halloween, la fecha en la que salen todos los monstruos y seres extraños. La Titi es un personaje de la noche, le resulta muy difícil desenvolverse de la misma forma en las mañanas, ella se desenvuelve en las noches, en el ambiente de la fiesta y del cotorreo.
Eduardo tiene unos ojos color café, a veces a contraluz se ven muy claros, su mirada es fuerte y penetrante, en cambio los ojos de La Titi se ven brillosos y por lo general se notan más grandes. Con la mirada, Eduardo puede decir mucho, La Titi en cambio, no necesita hacer uso de otros lenguajes, ella es directa y dice con palabras lo que quiere decir.
Oscar: Cuéntame, ¿cómo es que surge La Titi?
Eduardo: Nació en Halloween; así se dio, estaba buscando un disfraz para una fiesta de Halloween, es bien curioso porque la fiesta se llama Freaks Party, no quería ir con un disfraz convencional y ahí surgió todo. Comencé a buscar de qué manera me iba a disfrazar y encontré sobre la calle de Guerrero, aquí en Pachuca, una tienda de telas, así que compré un pedazo de tela, inicialmente para hacer un fantasma, pero lo quería llevar como a otro nivel, cualquier persona podría ser un fantasma pero yo quería algo un tanto diferente, así que en otra tienda encontré pelucas como de 35 pesos de esas fluorescentes, de fantasía, de esas que tienen el pelo súper feo que se enreda y pues compré una peluquita de esas.
Ya cuando estaba haciendo los hoyitos a la tela para que fueran los ojos del fantasma, le puse la peluca encima y se veía chistoso, el disfraz dio otro giro cuando una de mis amigas que tenía unos tacones naranjas dijo -póntelos para ver si te quedan- y casualmente me quedaron perfectos.
Por si no fuera poco, otro de mis amigos tenía unas calcetitas igual fluorescentes, entonces de pronto el fantasma tenía peluca, calcetitas y tacones fluorescentes. Así fui a la fiesta, no tenía inspiración en algún personaje de terror o algo así, simplemente estaba ahí como un ser que se escapa de la mente y se materializa en una fiesta, a partir de ahí nació y fue agarrando forma. Con el tiempo he ido descubriendo su personalidad.
Oscar: ¿Y de dónde viene el nombre?
Mientras Eduardo contesta, su mirada no puede evitar reflejar las emociones que siente al recordar aquellos momentos en que La Titi surgió de la nada, sin imaginar la fuerza que el personaje podría adquirir en un mundo donde habita sólo de noche. De esta forma, con su mirada iluminada y una sonrisa en su rostro, contesta:
Eduardo: En esa misma fiesta, como no se me veía la cara y era como un fantasma muy raro, yo les dije a mis amigos “no me vayan a decir por mi nombre, díganme… y lo primero que se me ocurrió, porque fue la primer cosa que se me ocurrió, fue: La Titi”. Y me siguieron el juego esa noche, nunca me hablaron por mi nombre y así surgió, no hubo un plan para buscar el nombre.
Oscar: ¿Cómo es la relación de La Titi con tu familia?
Antes de contestar, Eduardo acomoda su sombrero negro de ala ancha, se acaricia la barba y sin tapujos contesta:
Eduardo: Pues mi familia es rara, como que saben que está pero como que les causa extrañeza, es como raro porque saben lo que haces pero nada más, no hay mayor reacción, yo creo que están acostumbrados a ver a La Titi en Facebook o algo así, pero no me dicen nada.
Oscar: Pero, ¿cómo es la interacción, es decir, cuando llegas tú como Eduardo, te han dicho algo así como “ya llegó La Titi” o sí hacen una separación entre tú y el personaje?
Eduardo: No es algo constante, ¿sabes? Pero sí me llegan a preguntar por La Titi o cuándo va a tocar. Yo te diría que sí hay una distinción entre Eduardo y el personaje.
De pronto, ante esta respuesta corta no queda más que preguntar al respecto, no por el momento, así que considero que es importante saber cómo se logra esa vinculación entre el personaje, la música electrónica y el surgimiento como DJ en el espacio Pachuqueño.
Oscar: ¿Y cómo surge la relación de La Titi con la música electrónica?
Eduardo: Ah, eso está bien padre, porque desde hace muchos años tenía interés por aprender a mezclar y entonces empecé mezclando desde una computadora. No tenía nada físico como controlador ni nada, pero sabía cómo funcionaban todas las cosas en la computadora; es decir, ya tenía el conocimiento y fue en otra Freak Party que coincidió con la fecha de mi cumpleaños, en donde dije: “voy a ir a tocar, pero llevaré a La Titi”.
Lo hice de esa forma y funcionó mezclar lo que ya sabía con el personaje. Creo que desde ahí fue cuando empecé a descubrir su personalidad o cómo era, no sé, fue muy raro porque era estar disfrazado y hacer cosas que regularmente no haría yo. Creo que la máscara te ayuda mucho, o si estás representando a otra persona, a un personaje en este caso. Y de cierta forma, te permite hacer cosas que regularmente no harías, realmente fue la oportunidad perfecta entre la fiesta y entre la música para conectar con la gente, para hacer el ambiente y de ahí generar como una apertura para que La Titi hiciera lo que quisiera y la gente hiciera lo que quisiera. La Titi los invitó a que todo allá afuera nos valiera, eso era una fiesta y lo que quería era liberarnos. Ahí fui descubriendo poco a poco cómo era La Titi.
Mientras Eduardo desnuda al personaje de La Titi, para dejarnos ver su esencia, sonríe. Entre su barba cerrada y tupida, sus pequeños labios dejan escapar el entusiasmo convertido en sonrisa, es como si por un instante La Titi se manifestara con todo su entusiasmo y alegría, sin poder salir porque, como se ha dicho, es un ente nocturno.
Eduardo: Bueno, desde la primera ocasión sabía que estaba loca. Eso sí, sabía como que estaba loca, locochona, pero no sabía hasta qué grado, creo eso lo fui descubriendo poco a poco y la he ido descubriendo, hay veces que sí digo: “no manches se pasó” o como cosas así, no sé, es raro.
Oscar: ¿O sea que La Titi hace cosas que regularmente tú no harías? ¿Consideras que existe una división muy marcada entre Eduardo y el personaje?
Eduardo: O sea sí, sí hay una división entre el personaje y yo, yo soy más reservado. Puedo ser un poco extrovertido pero no a ese grado, creo que el personaje tiene mucho poder y es otra persona muy diferente.
Oscar: ¿En qué se basa para hacer su selección de la música y cómo se lleva a cabo ese trabajo? Me surge esta duda porque arriba, en el escenario, La Titi es la que mueve todo, pero, ¿atrás del escenario, sigue siendo La Titi o eres tú quién desde tu perspectiva hace este trabajo?
Eduardo: Esta etapa creativa es de ambos, de entrada, lo primero que hago es escuchar mucha música, gran parte de mi tiempo estoy escuchando música: cuando voy hacia el trabajo, cuando regreso a casa, mientras trabajo, mientras estoy en casa, mientras hago tareas o estoy haciendo alguna actividad, estoy escuchando música y de muchos géneros.
Pienso e interno la música para que La Titi pueda enriquecerse, ella sabe que tiene que escuchar todo tipo de géneros y no clavarse solo en uno. Hay gente que se clava con un género, por ejemplo: el rock, y no escucha nada más que rock, lo demás le parece basura y yo creo todo lo contrario, entre más sepas de música, entre más escuches, vas a tener mayor conocimiento y evidentemente identificas qué puede pegar y qué no en un lugar específico.
Con la diversidad sabes qué es bueno y qué es malo, qué está bien hecho o qué no está bien hecho, por ejemplo: escuchas un disco y la propia intuición te dice, está rola va a ser muy buena y piensas -esta la puedo ocupar para cierto momento-; sabes, escuchando mucha música y creyendo en tu intuición se avanza en este medio, por eso una parte es de ir aprendiendo y haciendo la selección en todo momento. Pero la selección de la música que se va a mezclar también depende del momento y del lugar a donde invitan a La Titi.
No es lo mismo ir a una fiesta donde va a tocar pura gente que toca reggaetón o una fiesta donde va a tocar pura gente de música electrónica. En estos casos, sí es mucho de elección; es decir, quiero encajar porque todos ponen reggaetón y está bien, pero también de pronto la gente necesita estados o momentos de descanso y es ahí donde La Titi se la juega, pone otra cosa como para lograr ese descanso y como le puede ir bien también le puede ir mal. No toda la gente quiere un descanso, hay quienes van a ese lugar porque esa noche será de puro Techno y cuando pones otra cosa quizá no les guste tanto, pero hasta la fecha La Titi ha sabido observar y ha sabido entrar en el momento justo.
La Titi ha aprendido a leer a la gente, viendo cómo la están pasando: si están insultando o están bailando; si se están yendo o le están poniendo atención; todo eso lo observa y con eso se guía para encontrar el momento en que puede cambiar su mezcla y encender la fiesta. Por ejemplo, si ve que a lo mejor están poniendo música electrónica y de pronto están aburridos, La Titi prueba y pone un poco de reggaetón y si ve que reaccionan de ahí se agarra, La Titi no se enfrasca.✧
UNDERGROUND PACHUQUEÑO, PARTE 2
Eduardo suspira, lo hace con la elegancia y el porte que le otorga la ropa negra, lo hace como siendo otro, no el Eduardo que yo conozco y ahora no sé si en algún momento de la respuesta, La Titi se asomó como un ente que posee el cuerpo del médium que es el artista. Así que tratando de averiguar más, continúo la entrevista.
Oscar: ¿Qué aspiraciones tiene La Titi?
Eduardo: Se me hace muy difícil responder esto, porque es complicado con el ambiente porque hay como mucha envidia o rivalidad, es todo eso, situaciones que a veces llegan a ser hasta absurdas porque creo que todos buscamos cosas diferentes y no me gusta hablar de una aspiración así como de llegar a un festival porque todo esto se ha dado sobre la marcha, no quiero pensar en llegar hasta un festival o fiestas, o a un evento con miles de personas, quiero pensar que cada fecha o cada lugar a donde voy, a donde me invitan, es una oportunidad de aprendizaje porque estoy aprendiendo y nunca dejo de aprender. Una aspiración que tengo es aprender pero a corto plazo, a largo plazo no lo sé, La Titi no tiene un objetivo.
Oscar: ¿Cuánto tiempo le inviertes a este trabajo?
Eduardo: Si me invitan a tocar a algún lugar, La Titi trata como de practicar y de ir más o menos armando algo para tener una idea una semana antes, entonces esa semana práctico mucho diario. Y de ahí hay ocasiones en las que tengo muchas ganas de escuchar música y digo pues ahí va, pero hay otras ocasiones en las que decimos “ay no, qué hueva, no quiero tocar”, entonces el tiempo que invertimos es variado.
Oscar: ¿Cuando La Titi no está en el escenario, quién es?
Eduardo: Pues yo creo que una alcohólica.
Eduardo suelta una carcajada.
No, no es cierto. Bueno, sí un poco, cuando La Titi no está en el escenario…
Hace un espacio, su mirada se pierde como tratando de concatenar todas las ideas con las que me dará a conocer parte de la identidad de La Titi y retoma la entrevista.
Es que mira, siento que toda la esencia de Titi, pues viene como de referencias muy específicas que tienen que ver como con la fiesta o con la gente que está en la fiesta. En los noventa existía un movimiento en Nueva York que eran los “Club Kids”; La Titi es súper Club Kid. Los Club Kids se vestían como querían, eran como querían, obviamente en el mundo de la fiesta y todo lo que implica la fiesta, o sea desde lo más chido hasta lo más oscuro, entonces siento que esa es su esencia.
Siento que La Titi es una Club Kid cuando no está en el escenario, en su vida tal cual la percibo así como de irreverencia, de extravagancia; pues sí, muy desinhibida y que no le importa en realidad.
Oscar: Si hubiera un espacio en donde la pudieras ubicar durante ese tiempo en la que la gente no la ve en el escenario, ¿tú dónde ubicarías a La Titi?
Eduardo: Yo creo que estaría pisteando con caguamas o algo así en una banqueta, así como con gente que no conoce. Como que llegó, se sentó, destapó una caguama y pues se integró al ambiente, qué onda, no sé qué, yo la vería por ahí, o corriendo de la policía…
El tiempo se agota, y sé que aún quedan varias preguntas por responder, Eduardo parece estar dispuesto a contestar, por lo que es momento de dejar que la emoción vuelva a desbordarse, así que decido intentar una vez más como si de una ouija se tratara esta entrevista, de invocar a La Titi que quizá desde el corazón de Eduardo escucha atentamente las preguntas que le hago a su creador.
Oscar: Los que vimos el nacimiento de La Titi o la conocimos en un inicio, hoy vemos a una Titi, podría decir, algo evolucionada. ¿Cómo ha sido este proceso?
Eduardo: Eso está bien padre, porque al principio me gustaba experimentar mucho como con la parte femenina, un poco con el pensamiento de reconciliarte con esa parte que se reprime mucho, ese pensamiento y expresiones de nunca vas a usar tacones, nunca te vas a poder poner minifalda porque qué van a pensar de ti. Y creo que eso también formaba parte de lo auténtico, de romper con la idea que tenemos del género y transformarlo para hacer otra cosa.
Entonces con el paso del tiempo creo que más bien se ha convertido en una persona no binaria, entre que no le importa si es del género femenino y su expresión es totalmente femenina o si es masculina, incluso puede estar fluyendo entre los dos géneros para no quedarse en uno, entonces creo que está el espectro de lo masculino y lo femenino, y la Titi está brincando de un lado a otro. Por ello, si dices La Titi o El Titi o Le Tite o Le Toto, está bien, no importa.
Oscar: ¿Hasta qué momento dejas que La Titi sea La Titi?
Eduardo: Pues creo que cuando te quitas toda la ropa y todo lo que conlleva ser La Titi, en ese momento, automáticamente se corta todo. Pero por ejemplo, sí está muy chido porque puedo estar normal platicando sin el outfit y cuando me lo pongo ya no soy yo, en ese momento todo se transforma y lo mismo ocurre cuando te lo quitas, la clave está en el outfit.
Sé que Eduardo o una parte de La Titi quiere hablar desde adentro, lo miro fijamente, sonrío, y le hago una señal con la cabeza, advirtiendo que tiene mi atención, que debe seguir con su narración.
Es el empoderamiento, el simple hecho de no mostrar el rostro es muy importante, aunque he mostrado el rostro alguna vez, el que esté cubierto es algo muy especial, y lo sabe cualquier persona que haya acudido a una fiesta de disfraces o antifaces, según se hace para pasar desapercibido, pero es en esos momentos en los que pueden hacer cosas que no se atreverían a hacer con el rostro descubierto. La Titi es eso, es un ente que tiene pasamontañas y que no actúa de la misma forma en la que actuaría yo, ese es el poder que te da la construcción del personaje, el poder ser otro u otra.
Así como La Titi fluye entre un género y otro, de pronto siento a Eduardo como un ser humano que fluye entre él como artista y La Titi como su creación, no hay más que decir, es de día y La Titi se ha manifestado a través de los labios de Eduardo Garza. Es la oportunidad de preguntar lo siguiente.
¿Me podrías decir cómo percibe La Titi a Eduardo Garza?
Eduardo: Me parece que La Titi percibe a Lalo como una persona creativa pero con ciertas limitantes que expresa a través de elle.
Quizá Eduardo ha notado en mi rostro que no quiero escucharlo a él, quizá ha sido La Titi quién desde adentro, como hace con su público, ha sabido leer mis intenciones, así que hace una pausa y continúa, de forma diferente, su respuesta.
Yo soy el medio para sacar esas ideas creativas y locochonas que tiene Lalo, sin la necesidad de establecer un límite… cosa que Lalo sí hace, sí se limita, puede llegar a ser menos extrovertido, es limitado, así es él.
Han sido pocas las palabras pero estoy satisfecho, Eduardo es profesionista y actualmente estudia en el Politécnico, es un artista y de él emana la creatividad en cada trabajo que realiza, es una persona a quien se le dan las herramientas y hace lo que se tenga que hacer. Antes de despedirnos me encamino a las últimas preguntas.
Oscar: Como artista, ¿te gusta que la gente te vincule con el personaje de La Titi o lo manejas de una forma apartada?
Eduardo: Sí, me gusta porque al final de cuentas yo le doy vida, entonces no existiría La Titi si yo no existiera, no tengo problema con que se sepa la identidad, bueno, a veces sí, cuando hace cosas malas, ahí sí tengo problemas con que se me vincule con ella.
Oscar: Finalmente. ¿Qué le dirían Eduardo y La Titi a la gente, a todos aquellos y aquellas que son artistas y que buscan el medio para materializar su talento?
Eduado: Yo creo que lo principal para mí, es no quitar el dedo del renglón porque te topas con muchos baches en el camino, se te cierran puertas y hay como mucha rivalidad. Por eso creo que siempre debemos seguir, con humildad y perseverancia, debemos dejar fluir las cosas y que tu trabajo hable por ti. Creo que cuando estás haciendo algo lo suficientemente bueno la misma gente se da cuenta. Es importante no dejar de practicar y aunque hay momentos de mucho bajón en los que te preguntas ¿para qué hago esto?, o dices -ya no quiero hacerlo-, al final regresas y lo haces porque hay algo en ti, en tu interior que te hace hacerlo porque lo disfrutas también, entonces no hay que dejar que lo malo se coma a lo bueno.
En cambio, La Titi te diría: “haz lo que quieras, si lo haces qué bueno, sí no lo haces qué bueno. No importa, pero haz lo que quieras hacer, y si en ese momento te nace hazlo, si quieres ser arte hazlo, si te quieres encuerar también, si quieres ser arte y encuerarte también se vale. No hay reglas, no hay límites, no hay nada que te detenga”.
También diría: muchas gracias por esta gran entrevista, me la pasé muy bien, bendiciones para el entrevistador.
Tras la última frase de su respuesta, no he podido ocultar mi avergonzamiento ante la bendición que ha emitido La Titi hacia mi persona, Eduardo no es una persona religiosa, así que he tenido la oportunidad de que La Titi también se despida de mí.
Eduardo ha notado que esa última frase ha provocado algo en mí, me mira y agradece la entrevista. Apago la grabadora, nos despedimos y tras retirarse no puedo dejar de sentir esas ganas de escribir esta entrevista, sé que no podré hacerlo de inmediato pero en mi cabeza resuena como susurrado por La Titi: “El espíritu del Club Kid”. Es lo que quiero y no hay límites, escribo el título en mi celular y comienzo mentalmente a procesar la información mientras camino de regreso a casa. ✧