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viernes, enero 17, 2025

La tensa calma del 2025

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POR EL DERECHO A EXISTIR

Diciembre pasó, tan rápido como un suspiro suspendido en el tiempo, cargado de abrazos, risas, y también de silencios que hablan de momentos de soledad. Como cada año, nos dejó una amalgama de recuerdos, dulces y amargos, de mesas llenas y espacios vacíos. Un diciembre en el que, entre la pirotecnia que iluminó el cielo y las campañas por el bienestar de los animales, también se hizo palpable la tensión de un mundo convulsionado, donde la esperanza y la incertidumbre bailan al mismo ritmo.

El 2024 se esfumó en medio de un tumulto de cambios sociales, políticos y económicos que parecen no dar tregua. La guerra, que resuena en los rincones más lejanos del mundo, se hace sentir de maneras indirectas, y la incertidumbre sobre lo que sucederá en México, con la llegada de un nuevo presidente en los Estados Unidos, pone a todo un continente en alerta. La interconexión global es un hecho, y los vaivenes de lo que ocurre en otras partes del mundo nos afectan de manera directa o indirecta.

Al cerrar este capítulo del 2024, no podemos evitar mirar con cierta preocupación hacia el horizonte del 2025. Un año que se perfila como complejo, lleno de retos que exigirán resiliencia, creatividad y unidad. Es un año en el que, sin duda, el pueblo mexicano tendrá que poner en marcha las mejores estrategias para enfrentar las adversidades que se presenten, desde las decisiones económicas que afecten a nuestras familias hasta los posibles impactos de la política internacional. Pero, al mismo tiempo, es un año que se abre ante nosotros como una oportunidad para reafirmar nuestra identidad, para continuar abrazando lo que nos hace únicos, como ese espíritu que nos ha permitido resistir y renacer a lo largo de nuestra historia.

En medio de la incertidumbre, es vital que no perdamos de vista lo que nos define. México es un país de tradiciones profundas, de una cultura vibrante, llena de colores, sabores y sonidos que resuenan en cada rincón. Y en tiempos difíciles, como los que se avecinan, será necesario recordar que nuestra verdadera fortaleza radica en nuestra capacidad de ser comunidad, de encontrar en la colectividad las herramientas para avanzar. La identidad mexicana no solo está en las costumbres y los símbolos, sino también en la capacidad de reinventarnos, de adaptarnos, y de luchar por lo que es justo y necesario.

Entramos al primer cuarto de siglo, es cierto que el camino hacia 2025 no será fácil. La polarización política, los desafíos económicos y las tensiones internacionales marcan el pulso de la actualidad. Pero también lo hace la capacidad de cada uno de nosotros para construir desde el amor a nuestra tierra, el respeto hacia los demás, y el entendimiento de que el futuro de nuestro país depende de las acciones y decisiones que tomemos en el presente.

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