RELATOS DE VIDA
Estaba exhausta, apenas podía respirar, el corazón le latía tan rápido que creyó que en cualquier momento se le saldría o se pararía de repente, haciendo que cayera a los pies de su obra de arte.
Ninguno de los dos escenarios trágicos sucedieron, aunque seguía manteniendo la vista en una tragedia, originada de la furia, odio, rencor, y el deseo de ayudar al karma a llegar antes.
Se tardó alrededor de una hora, entre que esperaba a que hiciera efecto la anestesia, para no tener obstáculos en el procedimiento, y recolectaba las herramientas para realizar el trabajo, y una vez todo listo, le dio un último beso al cuerpo adormilada sobre la cama y comenzó con su justicia.
En realidad el proceso fue rápido, tomó el pene con un mano, mientras que en la otra sostenía un cuchillo para pan con el que empezó a cortar, hasta lograr tener el miembro de su ex pareja, separado del cuerpo, y en consecuencia, una fuente de sangre brotando y salpicando la cama y el suelo.
Y con el trofeo en la mano, observó finalmente la escena, calmó su respiración, metió el pequeño pedazo de carne en una bolsa, se puso la chamarra, salió del cuarto del motel, y se dirigió a su casa, estaba cansada y aún eufórica, con adrenalina, que se desconcentró, no vio el camino, ni escuchó el silbato del carro, y fue atropellada.
La pesadilla la despertó, estaba asustada y con taquicardia, se levantó para ir al baño a lavarse la cara y terminar de despertar, al abrir la llave del agua se percató que sus manos estaban llenas de sangre y también tenía salpicaduras en la cara, y al meter las manos en la bolsa de la chamarra encontró una bolsa, no quiso saber lo que contenía, su confusión era más grande que la curiosidad, porque no sabía cuál era la realidad.