La peculiar forma del presidente argentino, Javier Milei, de entender la diplomacia, que, según analistas consultados por EFE, responde a una «impronta personalista», ha generado en los últimos meses episodios de tensión con varios jefes de Estado y pone a prueba la política exterior del país.
El conflicto diplomático con España desatado el pasado domingo es el que ha escalado más, pero no es el primer altercado desde que Milei, líder de la formación de ultraderecha La Libertad Avanza, llegó a la Presidencia argentina el pasado 10 de diciembre, con apenas dos años de experiencia política legislativa.
En la campaña electoral fue claro desde el arranque que su Gobierno se alinearía con Estados Unidos, Israel y el «mundo libre» en materia de política exterior y que no promovería vínculo alguno con «comunistas, ni con Venezuela, ni con Cuba, ni con Nicaragua, ni con China».
También durante la carrera hacia las presidenciales de octubre -y segunda vuelta de noviembre- llamó al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, «comunista» y «corrupto».
Del papa Francisco dijo, entre otras cosas, que era el «representante del maligno en la Tierra», declaraciones por las que luego pidió disculpas, antes de reunirse con el sumo pontífice en febrero pasado, en medio de una gira -ya como mandatario- que le llevó a Israel, a Italia y al Vaticano.
Una vez en la Casa Rosada, no cambió el estilo frontal y directo que le caracterizó durante la campaña presidencial, con repetidos exabruptos sobre líderes de otros países que no comparten su posicionamiento ideológico.
En una entrevista en marzo llamó «ignorante» a su par de México, Andrés Manuel López Obrador, y «asesino terrorista» al mandatario de Colombia, Gustavo Petro, a quien en febrero ya se había referido como «una plaga letal para los propios colombianos».
En respuesta, Colombia llamó a consultas a su embajador en Buenos Aires. La relación diplomática se normalizó recién hace un mes, tras una reunión en Bogotá entre el canciller encargado de Colombia, Luis Gilberto Murillo, y la ministra de Exteriores de Argentina, Diana Mondino.
«Milei, con esta impronta personalista y tratando de hacer su propia revolución cultural en el mundo, genera estos daños. Ya lo hemos vivido con México y con Colombia y ahora con España. Antepone su agenda personal, sus impulsos y sus irracionalidades al intereses de Argentina», dijo a EFE el analista político Jorge Arias, de la consultora Polilat.
Con Brasil, el mayor socio comercial de Argentina, la relación, al menos, sigue en pie. Milei no volvió a referirse a Lula y en abril le envió una carta para pedirle una reunión, que de momento no se concretó.
El vínculo también es frío con Gabriel Boric, presidente de Chile, un país que comparte una extensa frontera con Argentina e intensos intercambios comerciales.
Según el excanciller argentino Santiago Cafiero (2021-2023), con este tipo de política exterior «Argentina se aísla».
«La mirada libertaria y violenta únicamente aísla», aseguró Cafiero a EFE.
Tras haber calificado de «calaña» al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y tildar de «corrupta» a la esposa de este, Begoña Gómez, al intervenir el domingo en Madrid en un evento organizado por el partido ultraderechista español Vox, Milei volvió a referirse al líder socialista este lunes y martes en diversas citas.
El presidente argentino dijo en sendas entrevistas que Sánchez tiene «complejo de inferioridad», que es «arrogante» e insistió en llamarle «cobarde» y «ridículo» si llevaba este asunto a la Unión Europea; al tiempo, le recomendó que busque «un buen abogado» para su esposa.
También en su cuenta de la red social X habló del «totalitarismo en sangre» del líder socialista y en un evento al que acudió para hablar de economía afirmó: «Ya lo tengo ‘match point’ a Pedrito, pese a lo que diga la progresía mediática».