DES-prográmate y Ámate
Durante mucho tiempo aprendimos a meter todo en el mismo costal: si algo duele, entonces es tristeza; si miramos al pasado, asumimos que estamos “atorados”; si extrañamos, es porque no hemos superado, pero no, no es así siempre.
La nostalgia no es tristeza, aunque a veces se le parezca. La nostalgia es una emoción compleja: es memoria, más emoción, más significado. No habla solo de lo que perdimos, sino de lo que sí fue importante, de lo que nos marcó, de lo que dejó huella.
Sentir nostalgia no significa querer volver atrás, significa reconocer que hubo momentos, personas o versiones de nosotros mismos, que importaron tanto, que el cuerpo aún las recuerda.
Desde la neurociencia sabemos que cuando aparece la nostalgia se activan áreas relacionadas con la memoria autobiográfica y el sistema límbico (la parte de tu cerebro que se encarga de las emociones). Es decir, no solo es “pensar”, es sentir con el cuerpo. Por eso a veces llega con un nudo en la garganta, con una sonrisa inesperada o con una calma extraña mezclada con melancolía.
Y aquí te quiero compartir algo importante: la nostalgia no siempre busca ser resuelta. A diferencia de la tristeza, que pide acompañamiento y elaboración, la nostalgia muchas veces solo pide ser reconocida.
El problema aparece cuando la confundimos, cuando creemos que sentir nostalgia es señal de retroceso, de debilidad o de un apego patológico. Entonces empezamos a luchar contra ella, a invalidarla, a exigirnos “estar mejor”, cuando en realidad el sistema nervioso solo nos está diciendo: “¡esto fue valioso!”.
Hay nostalgias que no duelen, hay nostalgias que ordenan, incluso hay nostalgias que nos recuerdan quiénes somos cuando estamos lejos de nosotros mismos.
En terapia, puedo ver con frecuencia personas que no están tristes por el pasado, sino desconectadas del significado que ese pasado tuvo, y cuando logran integrar esa memoria, sin idealizarla ni rechazarla, algo comienza a acomodarse internamente.
Tal vez no se trata de soltar la nostalgia, tal vez sólo se trate de dejar de pelear con ella, de permitirle existir como un puente entre lo que fue y lo que hoy somos. Porque recordar, no siempre es quedarse, a veces recordar es agradecer, integrar y seguir.
Y tú, cuando la nostalgia aparece, ¿la escuchas como una tristeza o como una memoria que quiere ser honrada?


