La Fiscalía del distrito autónomo ruso de Yamalo-Nenets, donde murió en febrero el líder opositor ruso Alexéi Navalni, anuló la decisión del Comité de Instrucción de Rusia (CIR) de negarse a incoar un caso penal por su súbito fallecimiento en prisión.
La Fiscalía consideró que la decisión es ilegal, por lo que el expediente fue remitido de nuevo la departamento del CIR que se encarga de investigar los casos más sonados en esa región situada al otro lado de los Urales, según explicaron en Telegram los colaboradores del opositor.
«Eso no significa que abran un caso penal. Eso significa que continuará la inspección», dijo el abogado Iván Zhdánov, mano derecha de Navalni.
En su opinión, «pensarán como presentar de otra forma el asesinato de Navalni» o eternizarán dicha investigación.
El pasado 15 de agosto el CIR aseguró que no incoaría un caso penal por el repentino deceso del opositor en la prisión ártica, que habría muerto por arritmia, conclusión que la viuda de Navalni, Yulia, tachó de «otro intento bastante patético de ocultar que lo sucedido es un asesinato».
«Los investigadores ahora simplemente están ocultando el asesinato. Pero yo estoy convencido de que se investigará y se identificará a todos los autores del asesinato», señaló Alexandr Polupan, antiguo médico de Navalni, a Agenstvo, un canal del Telegram.
Recientemente, un grupo de médicos y sanitarios se dirigió al presidente ruso, Vladímir Putin, para solicitar que se abra un caso penal contra los funcionarios de la prisión de la localidad de Jarp.
«La muerte de Navalni se produjo como consecuencia del cumplimiento negligente de sus obligaciones por parte de los funcionarios de los servicios penitenciarios» (FSIN), señala la declaración.
Los médicos recordaron que, «incluso si aceptamos que la muerte de Navalni no fuera violenta, usted (Putin) es responsable, ya que ignoró la opinión de los expertos de la comunidad médica sobre la amenaza para la vida que representaban las condiciones de detención de Alexéi».
Putin respondió ante las acusaciones de Yulia Naválnaya, que le responsabilizó de la muerte de su marido, que autorizó el canje de su mayor enemigo, pero que éste falleció repentinamente entre rejas antes de que se consumara el intercambio.