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miércoles, junio 18, 2025

La ciudad del automóvil

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EL PEQUEÑO TIMMY

La pésima obra del puente atirantado, ocurrencia del exgobernador Omar Fayad Meneses, además de haber generado una derrama de más de 500 millones de pesos que pagaron los hidalguenses, ha dado pauta a problemáticas aún mayores a las que pretendía resolver, basta con transitar por la glorieta denominada 24 horas en las horas pico para comprobar que el problema del tráfico no quedó resuelto e incluso se complicó más con la construcción del puente de la vergüenza que como muchas otras obras inservibles o desechables, heredó el gobierno del ahora Embajador de México en el Reino de Noruega. 

El problema es que desde que Osorio Chong hizo historia con los puentes vehiculares en la capital hidalguense, todo parece indicar que comenzó una carrera por hacer de Pachuca la ciudad del automóvil y los vehículos motorizados, sin dejar atrás los posibles moches y demás dineritos que los funcionarios públicos se embolsaron en contubernio con las constructoras, no es casualidad que habiendo obra pública, los perfiles involucrados en estas se vean directamente beneficiados de manera ilegal,  a veces legal pero siempre inmoral. 

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Hidalgo se tenía un registro de alrededor de un millón 200 mil vehículos en tránsito, y que en promedio por año el número de vehículos crece en promedio 2.7 por ciento; tan sólo en Pachuca la concentración proporcional de vehículos es de 2.1 habitantes por cada vehículo, es decir, tenemos una ciudad para transitar en carro.

No es raro que uno los negocios más prolíficos para Pachuca sean los estacionamientos, ni que algunas administraciones municipales hayan visto en esta problemática la forma de hacer dinero mediante parquímetros, porque lo que sobra en Pachuca son automóviles, y conforme la cifra se eleva, surgen problemáticas como el tráfico, los atropellamientos y los incidentes viales que de vez en cuando dejan uno que otro muerto.

Así mismo el problema de la contaminación, aunque no se sienta aún como en la capital del país, también la emisión de carbono por parte de los vehículos automotores es una constante; sin embargo, y derivado de los recientes hechos ocurridos en diversos puntos de la ciudad, en la que ciudadanos se han dicho de palabras, se han agarrado a golpes e incluso ya se dio un fallecimiento, no podemos pasar desapercibido el estrés que genera el caos vial y los embotellamientos, situaciones que seguramente impactan en la salud mental de todos aquellos que diariamente se ven frente al volante para conducir de un lado a otro. 

Nuevamente la corta visión de los políticos que nunca han usado el transporte público, que no saben moverse de un lado a otro si no es en un automóvil ha quedado al descubierto, una sola vez Francisco Olvera se subió al proyecto más fracasado de su administración, el Tuzobús, el mismo que día con día roba, en tiempo de espera, la vida a los capitalinos. 

Habrá que preguntarnos, ¿cuántas veces ha usado Omar Fayad su puente atirantado? Si de entrada ni siquiera vive en Pachuca. ¿Cuántos de los políticos que se embolsaron los dineros de este tipo de obras, saben lo que es la movilidad en bicicletas? ¿Saben lo que es ser un peatón? ¿Cuántos de ellos, en verdad saben la realidad que vive el ciudadano promedio?


Pachuca se convirtió en una ciudad del automóvil porque los políticos tanto en el Poder Ejecutivo como los ignorantes becados del Poder Legislativo no saben lo que es andar en bicicleta, no saben el peligro y los riesgos que se tienen al caminar por la ciudad. Simple y sencillamente ven una ciudad cuyas únicas necesidades son las que tienen los que se mueven en automóvil y para ellos la respuesta contundente es “construir más vialidades”, habrá que preguntarnos también si el hecho de hacer una ciudad de concreto no es una más de las causas de las recientes inundaciones. 

En tanto el estado no ofrezca alternativas de vialidad entre las que se incluya un transporte público eficiente y digno para los usuarios, así como espacios preferentes para los peatones, ninguna acción u obra que se realice en Pachuca para solventar los problemas viales será funcional, y si la corrupción sigue anidando en los cargos públicos que se atascan a manos llenas con recursos que brotan como manantial de las obras públicas, no habrá tampoco un funcionario público con interés genuino de solucionar estos problemas, ya que este tipo de puercos trompudos siempre tendrá sus propios intereses como prioridad.

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