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lunes, diciembre 15, 2025

La bendición de lo efímero

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“Esto también pasará”, dice una frase que con frecuencia absoluta se utiliza en la vida cotidiana. Y viera usted que es, en estos raros momentos que vive México y el mundo, una bendición, porque nos rescata, nos da esperanza, nos bendice con la realidad de lo efímero, de que nada habrá de durar para siempre, que con una suerte y alguna lotería, como decía Benedetti, podremos ver el nuevo amanecer, que en este caso es el año.

A mí me gusta mirar que en esa renovación mágica de las cosas, tengamos la oportunidad de descubrir que, por principio de cuentas, hoy es quincena y haya la oportunidad de que nos paguen, de que paguemos y que de alguna forma sea posible mirar a la cara a nuestros semejantes si somos de los deudores.

Pero más, todavía resulta más aleccionador, encontrarnos con que ninguna maldición puede durar siglos, aunque quién sabe si se lo preguntamos a los cubanos, y también quién sabe si nos asomamos al futuro en tierra patria.

Sin embargo, nos permitimos ver el cierre de 2025, y resulta una verdadera proeza haber llegado a estas alturas, ya no digo con vida, porque es una lógica simple que si escribo, luego entonces sigo por estos rumbos.

No lo es que aun conservemos la voluntad de sonreírle al día que arranca, cuando ya viejos antes de las seis de la mañana, y decirnos que, después de todo, somos testimonio de que pese a todas las dudas, atribuimos capacidades mágicas a una existencia de origen imposible de entender, o en la que nos manifestamos incapaces para entenderla.

Así que restan 15 o 16 días para que concluya el 25 y pasemos al 26, y por ese don que seguro un ser divino, Dios pues, inoculó en cada una de sus creaciones, nos aseguraremos de afirmar que si no fue en este, será en el otro año cuando podamos cumplir la misión, por supuesto divina, que nos fue señalada, otorgada, o como usted quiera y desee llamar.

Usted dirá si la felicidad es el principio elemental de todo, y le diré que sí, aunque no con una absoluta certeza, porque seguro faltan algunos elementos que permitan cimentar esa idea. Pero el hecho es que no hay certeza de nada, y en eso reside, justamente, la belleza de este pasar otro año en un planeta errante, que vive dentro de una galaxia con características similares, dentro de un universo que tiene como única explicación que es un acordeón que se hace grande y luego, de repente, se encoge para hacer sonar una melodía divina.

Así que arranquemos la última quincena del 2025, no le pido que seamos optimistas porque eso me suena a ser inocentes, con todo y que el día 28 se les celebra, y por lo tanto podría ser el Día Nacional por excelencia.

Hagamos planes. Intente hacer planes con duración de diez años, porque si ya cumplió 70, estará obligado a llegar a los 80, y por muchas razones puedo asegurarle que durará, aunque tal vez no.

Piense que tendrá todo el tiempo del mundo para lograrlo, que hasta puede ir a paso lento, que no hay prisa, porque el proyecto central será sobrevivir, pero para que la de la guadaña no se entere, mejor es decir que se quiere vivir por otra razón.

Sígala, tope donde tope.

Si se cae o se va de boca, ya estaba escrito que así sería, pero como quiera hizo la lucha.

No se deje espantar por nada, ni siquiera por los que piensan que el asunto del amor, que es algo central, está reservado a los que tienen décadas de vida por delante. No es cierto, aman más lo que menos tienen, no los que tienen de sobra el bien preciado de las horas.

Ya lo ve.

Hay tiempos para pensarle bien y tener las mejores conclusiones.

Mil gracias, hasta mañana.

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