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Impresión

Ana Luisa Vega
3 Min de Lectura
Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

Hacía meses que le había echado el ojo, le parecía la chica más interesante del salón de clases y de su escuela; y se sentía confiado en que existía correspondencia en gusto e interés.

Lo notaba al momento de platicar de las tareas, proyectos, calificaciones, pero también de los gustos, miedos, metas y sueños que perseguían en un futuro no tan lejano, en los diferentes ámbitos de su vida.

Además de que los instantes que pasaban juntos, siempre eran divertidos, enriquecedores y con locuras inocentes, difíciles de olvidar, que con el tiempo se resguardaban en el pensamiento.

Para el chico de 21 años, solo necesitaba de una impresión más significativa, para poder acercarse con confianza a pedirle que fuera su novia, y comenzar una relación más cariñosa.

Recordó que en una de las charlas, le compartió del extraño gusto por escuchar el ruido de los motores del carro al momento de acelerar, ese sonido que para muchos resulta aturdidor, aunque a ella la llenaba de adrenalina.

Sumado al comentario de voltear a ver al conductor, orgulloso de su automóvil que ruge en una llamada de atención para que perciban que es rudo y su máquina es incontrolable, y no tiene comparación.

Entonces diseñó la estrategia de pedir el carro ensamblado de su primo, invitar a salir a su prospecto y sugerirle que pasaría por ella frente a la escuela, y en ese instante llamar su atención haciendo sonar el motor, acelerando para después pedirle que fuera su novia.

La solicitud fue aceptada, la unidad fue prestada, la primera fase resultaba tal como estaba planeada; la chica ya lo esperaba frente a la escuela, él se encontraba a una cuadra para llegar, espacio suficiente para lanzar el estruendo de la máquina.

Nervioso y emocionado, aceleró a fondo, el sonido del carro se liberó, ella volteó para ubicar el origen, él le sonrió a lo lejos, y a 10 metros de llegar, un camión repartidor de agua salió de una calle perpendicular, el frenado fue tardío y el impacto fue inminente; ya no alcanzó a conocer la reacción de su posible novia, aunque logró causar la impresión que le faltaba, no la que buscaba, pero si la impresionó, al verlo sin vida al interior del auto prestado.

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