Tuvo un larguísimo cuello que le hizo medir hasta 20 metros y pesó más de 15 toneladas: Qunkasaura pintiquiniestra es una nueva especie de titanosaurio identificada en los restos de un esqueleto hallado en el yacimiento de Lo Hueco (Cuenca, centro de España) que vivió hace aproximadamente 72 millones de años.
Un estudio recogido este miércoles en la revista Communications Biology describe a esta nueva especie que ha sido ‘bautizada’ con un nombre que hace referencia a Cuenca, al pintor español Antonio Saura y a la reina Pintiquiniestra, un personaje de una novela griega al que se hace referencia en El Quijote.
Uno de los autores, el paleontólogo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Francisco Ortega explicó que los huesos de Qunkasaura pintiquiniestra aparecieron junto a otros muchos en un nivel sedimentario descubierto en 2007 durante las obras de las vías del tren Madrid-Levante, a la altura del municipio de Fuentes.
Desde entonces, el yacimiento de Lo Hueco ha dado muchas alegrías a la ciencia en forma de variados descubrimientos, que van desde la biología evolutiva de los cocodrilos a la historia de las tortugas o al mayor conocimiento de los titanosaurios.
La continuidad de los estudios de los restos encontrados ha dado lugar a este último hallazgo.
Según relata Ortega, Qunkasaura llamó su atención porque poseía rasgos esqueléticos, como salientes óseos redondos en los huesos del cuello u otro en forma de gancho en la región superior de la base de la columna vertebral, que apuntaban a que se trataba de una especie nueva.
El análisis comparativo de los huesos de este espécimen con los restos de otros cinco titanosaurios hallados en Europa (otro en el mismo yacimiento de Cuenca, uno en País Vasco, otro en el Pirineo español y dos más en Francia) indica que la Qunkasaura pertenece a un grupo de dinosaurios conocidos como saltasáuridos opistocelicaudinos.
Concretamente, esta especie vendría de Laurasia, la antigua masa de tierra que dio origen a Asia.
Ortega cree que el hallazgo será fundamental para ir componiendo las piezas de qué cambios experimentó la fauna en los tiempos previos a la gran extinción, ocurrida a finales del Cretácico (hace unos 66 millones de años).
«En el yacimiento de Cuenca sabemos que hay restos de otro (espécimen) más y puede haber un cuarto, lo que nos permitirá seguir avanzando en el conocimiento de los últimos gigantes que habitaron el planeta, entender su biología y su papel en los ecosistemas», agrega.