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lunes, abril 7, 2025

Homero Aridjis: «Desde los 10 años estoy herido de poesía»

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A los 85 años, que cumplió ayer, el escritor mexicano Homero Aridjis presume vivir con una cicatriz de la cabeza al piso, causada por su compañera inhumana más entrañable: la poesía.

«Desde los 10 años estoy herido de poesía. A esa edad se me disparó una escopeta en el vientre; después de 19 días en un hospital volví a mi pueblo, leí con obsesión y luego ya resulté escritor», confesó Aridjis en entrevista.

Aridjis (Contepec, 1940) es uno de los poetas vivos más prestigiosos en idioma español, con una obra en prosa también sólida. Además, tiene una trayectoria como diplomático, académico, activista del medio ambiente y promotor de ajedrez.

De niño quería ser futbolista, pero el accidente con el arma de fuego le cambió la vida porque en el hospital descubrió los libros y eso le dio un giro a su existencia.

«Las primeras lecturas fueron las de Emilio Salgari; ‘Los piratas de la Malasia’, ‘La venganza de Sandokan’, ‘Los horrores de Filipinas’ y todas esas. Luego pasé a otros autores y más adelante yo mismo empecé a escribir», asegura.

Una puerta hacia la luz

Al referirse a los libros de Homero Aridjis, el irlandés Seamus Heaney, premio Nobel de literatura de 1995, consideró hace años que la poesía del mexicano abre una puerta hacia la luz.

Es probable que Heaney se haya referido a la manera poética de vivir de Homero y también al lirismo de su obra, con tintes eróticos, guiños históricos, abrazos a los animales y al medio ambiente, historias de su niñez y de su vida familiar.

Sus libros de prosa también están llenos de imágenes poéticas. En ellos las nubes cargadas parecen encintas, las mariposas recorren las calles del pueblo como ríos aéreos o un pianista arrastra sus 80 años como una pierna rota.

Aunque defiende el trabajo como punto de partida en la literatura, Homero es un creyente del lado etéreo de la creación.

«Yo creo en lo sobrenatural. Desde chico oigo mis vibras. Eso sirve para escribir y para salvarse. Mi libro ‘El poeta niño’ empezó con sueños; me despertaba, escribía el sueño que había tenido y lo relacionaba con la memoria», confiesa.

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