EL ODIO DE CASTA

CONCIENCIA CIUDADANA

    •    A pesar de los cambios constitucionales, la clase criolla, mantiene no solo al poder económico, sino también social y cultural


    Esta  Conciencia Ciudadana ha sostenido durante años, que la sociedad mexicana, más que por clases sociales, está organizada bajo un sistema muy bien disfrazado de castas. Y aunque al paso del tiempo se han ido configurando las clases sociales que distinguen a una sociedad moderna e industrial (clases baja, alta o media o si, se quiere, burguesa o proletaria, según  sea funcionalista o marxista la clasificación que se utilice); lo cierto es que la sociología poscolonial latinoamericana nos da la razón al afirmar que,  igual que la mayoría de los países latinoamericanos, México sigue siendo una sociedad dominada por las lacras de su pasado; que pesan como una lápida invisible sobre nuestra gente; pues por lo general, los mexicanos negamos que seamos racistas y discriminadores.
    A pesar de los cambios constitucionales, la clase criolla, mantiene no solo al poder económico, sino también social y cultural sobre el resto de las castas, gracias a los sutiles mecanismos de dominio que aún pesan sobre la sociedad mexicana, transmitidos de generación en generación a través de los medios de comunicación, la religión y la educación.
   Una característica de la casta dominante en México han sido su fascinación por lo extranjero, especialmente lo europeo y norteamericano; tales como el individualismo y la competencia; la sed de éxito económico; la adopción de sus valores artísticos, religiosos y políticos, etc.; que no solo mantienen la hegemonía de las castas superiores; sino someten ideológicamente a las castas subordinadas, alentando la dependencia hacia lo criollo y el divisionismo entre las restantes. 
   A pesar de la Independencia, la Reforma o la Revolución, en las que el combate división social constituyó una de sus principales banderas; las elites extranjerizantes volvieron reconquistar los privilegios perdidos en cada uno de esos movimientos. Sin ir más lejos, todavía es posible constatar la permanencia de personajes de las elites que durante el período neoliberal asaltaron en posiciones claves del gobierno de la 4T pero sobre todo la fascinación ejercida por todo lo extranjero en el ámbito económico, político, artístico o educativo. 
    Paradójicamente, las conferencias mañaneras del presidente López Obrador con los medios, destinadas a impulsar la vida democrática, han sido un espacio donde el odio de clase vuelve a resurgir auspiciada por la elite criolla; discriminación de la cual no ha escapado ni el propio mandatario, quien, a lo largo de su carrera política, ha sido calificado peyorativamente lo mismo de Peje (en relación con el “peje lagarto”, un pez de su natal Tabasco); que de Mesías Tropical (haciendo referencia a su arrastre popular y su origen suriano) o de “naco”, adjetivo con que se ofende en México a quienes se considera racial o socialmente inferior, o identificándolo simplemente como “López” -o un apellido muy popular en México-, sin agregarle el de Obrador;  heredado de su abuelo de origen español;  con la perversa intención de disminuirlo  socialmente al negarle siquiera el derecho de poseer una octava parte de la sangre dominante a fin de ridiculizarlo y menoscabar su ascendencia sobre las acomplejadas clases medias, siempre deseosas de identificarse con los criollos dominantes.   
   Hace pocos días el primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, fue destituido mediante una campaña de odio hacia su gobierno plurirracial. Los políticos y militares golpistas, pertenecientes o asociados a las castas privilegiadas fueron apoyados por sectores clasemedieros que ven como un peligro el crecimiento político y social de los pueblos indígenas alcanzado pacíficamente durante el gobierno de Evo; evidenciando así su subordinación a la ideología de castas que se mantiene como una maldición de la que no han podido desprenderse nuestros países ni  los gobiernos más progresistas que hemos tenido. 
Hace falta pues, desarrollar una Conciencia Ciudadana más firme, a fin de derrotar esta terrible maldición heredada por el colonialismo, tan incrustada como está en nuestras mentes y costumbres sociales. Se trata sin lugar a dudas de una materia pendiente en nuestra historia que la actual transformación nacional no debe pasar por alto y que esta Conciencia Ciudadana seguirá llevando a cabo.
¡Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS CON NOSOTROS!

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