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sábado, abril 19, 2025

Hipocresía

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MEMENTO

“Hipocresía, morir de sed teniendo tanta agua, 

morir de amor fingiendo estar alegre” 

Hipocresía – Los pasteles verdes

Hipocresía, del griego hypokrisis: «responder, fingir», compuesto por hypó: “debajo” o “desde abajo” y krínomai: “juzgar, decidir, separar”. En el teatro griego, hypokrités era el actor que respondía en el diálogo dramático. De ahí pasó al latín como hypocrisis. Hipocresía tiene raíces griegas pasadas por el filtro latino. Luego entonces, etimológicamente, hipocresía sería algo así como: “el acto de decidir o responder desde abajo (de una máscara), una representación fingida”.

San Judas Tadeo es el Santo de las causas difíciles, no porque tenga la vara alta con Diosito, sino porque era al último de los Santos Apóstoles a quien se solía recurrir, ante el temor de ser escuchados por el otro Judas, Judas Iscariote. A diferencia de Pedro, quien antes era conocido como Simón, los Judas usaban sus nombres y tan solo añadían los nickname de Tadeo e Iscariote para diferenciarse. 

Después de leer un rato la Biblia (en parte por el catecismo, en parte por la bandita de los Testigos de Jehová que cada fin de semana tocaban la puerta y, pues por chismoso, me ponía a charlar con ellos), he llegado a una hipótesis: quizá Iscariote no es el malo de la historia por conveniencia propia, simplemente le tocó interpretar ese personaje.

Leemos el evangelio desde cuatro versiones (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) que nos han presentado diferentes partes de la vida y pasión de Cristo, y cada una de ellas nos presentan a Iscariote como un traidor “treintamonedesco”. Pero ¿qué tal que a Judas se le apareció un ángel o el mismo Jesús, y le instruyó: “Judas, carnal, tú eres de los más fieles, y de los más banda, pos tendrás que hacer lo que Diosito te pide, ese el plan del Señor”?

Lo juzgamos a rajatabla. Quizá él tuvo que hacer una acción parecida a la que Severus Snape contra Dumbledore en el Principe Mestizo. Nunca lo sabremos. Pero prefiero verlo así, pues hablaría muy mal de alguien que podía resucitar gente, y que aún así no pudo ver venir esa traición.

La Semana Santa se celebra en la semana anterior a la Pascua, la primera luna llena después del equinoccio de primavera, durante esa semana se tiene la intención de meditar acerca de nuestros actos, nuestros aciertos y nuestros pecados.

He visto en algunos videos de las representaciones del Viacrucis, donde muchos niños o gente en general, agreden de manera verbal y hasta físicamente a quien representa a Judas Iscariote. Y aquí es donde entra la palabra de esta semana: hipocresía. ¿Quiénes somos para juzgar a Iscariote? ¿Estamos libres de pecado como para lanzar la piedra? ¿Somos más santos que él?

Acaso somos la Doctora Polo, como para ir por el mundo dictando sentencias a cuanto pecador nos encontremos, tenemos todas las virtudes necesarias para apagar nuestros pecados y poder juzgar a las demás personas y sus propios demonios. Podemos ver todos los errores de Judas, pero no vemos como todos los días somos versiones muy parecidas a él. ¿A cuantos Barrabas hemos liberado por nuestra forma de pensar? ¿Cuántas ocasiones se nos habrán cruzado los cables?

Nacemos impíos, sin algún precepto, conforme crecemos algunos nos convertimos en un ser consciente cargando de sentido moral, aprendemos el arte del fingimiento de virtudes, la actuación de ser quién no se es, no por arte, sino por interés. Claro está, no todos somos estos seres llenos de imperfecciones, existen personas que logran la iluminación y viven inmaculados, para ellos mi reconocimiento. Y un favor: háblenle bien de mí a Diosito, que, a raíz de lo hecho por Doña Carlota, los tocayos tenemos mala fama.

La conseja de hoy:

Tengan cuidado al juzgar, pues muchas veces las acciones que vemos en los demás no son más que proyecciones de las nuestras. Como diría mi Awe: “Quien tiene boca, también se equivoca”

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