IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO
Con motivo de la celebración del “Día Mundial del Cerebro” del pasado 22 de julio, se identifican grandes desafíos para el cuidado del cerebro de todas las personas al vivir tiempos complejos en los que el acelerado ritmo de vida, el uso generalizado de la tecnología y el sedentarismo afectan la calidad de vida en el funcionamiento y pleno desarrollo del cerebro, esto sin dejar de soslayar las enfermedades, el cambio climático y las constantes amenazas políticas y sociales que aumentan el estrés perjudicando la calidad de vida neurológica.
Es por lo que en este año, la Federación Mundial de Neurología ha enfocado la prevención de enfermedades cerebrales a través de la detección temprana de desórdenes neurológicos, la educación global sobre la salud cerebral; el estatus socioeconómico y la focalización geográfica como barreras para la prevención de la salud cerebral; el reconocimiento a la salud cerebral como un derecho humano; y el papel de los médicos, investigadores y políticos como guías para reconocer las necesidades neurológicas globales.
Hablando de la anatomía cerebral, es importante señalar que durante décadas, las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres han sido objeto de debate, generando grandes interrogantes sobre cómo influye el género en la estructura y funcionamiento del cerebro, al respecto, Matilde Gallo Fraga de Neurociencias, publicó las “Diferencias cerebrales entre hombres y mujeres”.
La investigación da cuenta de que el cerebro mantiene ciertas implicaciones diferentes según el sexo. Por ejemplo, la hormona de la testosterona define el sexo desde la etapa embrionaria. Así, determina diferencias genéticas y hormonales entre hombres y mujeres.
Este nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad de El Salvador tuvo por objetivo evaluar, de forma certera, si existían diferencias en el funcionamiento del cerebro humano entre ambos géneros. Asimismo, se planteó que en caso de que existiesen diferencias, habría que verificar si estas eran o no significativas.
Para la realización de esta investigación, se tomó como muestra a 200 estudiantes universitarios, divididos equitativamente entre género masculino y femenino. Mediante un cuestionario, fueron explorados aspectos como memoria, atención, creatividad, autoestima, resolución de problemas, entre otros.
El estudio habla de las diferencias entre géneros y no de sexo, debido a que el sexo se refiere a la condición biológica con la que se nace, es decir, la determinación de ser hombre o mujer basada en características físicas y genéticas. Mientras tanto, el género es masculino o femenino, y es un producto cultural en donde la influencia social es un factor determinante, ya que se define por aspectos actitudinales que carecen de una base biológica.
Por tanto, los resultados indicaron que en cuanto a la anatomía cerebral, las diferencias no alcanzan un nivel significativo, a pesar de las marcadas características fenotípicas. Pese a esto, en relación al funcionamiento y la percepción, los resultados revelan ciertas discrepancias en las respuestas.
Entre las tres que no coinciden se encuentran las respuestas relacionadas a la lógica, la autoestima y la visualización de pornografía. Sin embargo, se constata una amplia cantidad de percepciones comunes y coincidencias en las respuestas totales. Por tanto, se entiende que el cerebro humano no presenta diferenciaciones de género significativas en cuanto a su funcionamiento.
No obstante, los resultados referidos a la autoestima mostraron que las mujeres tienen una autoestima más baja en comparación con los hombres sobre ciertas desigualdades de género que existen en la sociedad, destacando así grandes inequidades y diferencias en las experiencias entre hombres y mujeres.
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