Puerto Rico sufrió este miércoles graves inundaciones y cortes generalizados de luz debido a las copiosas lluvias que trajo la tormenta tropical Ernesto, que se convirtió en huracán categoría 1 al pasar al norte de la isla.
Las precipitaciones provocaron que todos los ríos de la isla quedaran «cerca o sobre su nivel de desbordamiento», según dijo en rueda de prensa el meteorólogo Ernesto Morales, del Servicio Nacional de Meteorología (SNM).
La agencia meteorológica advirtió desde el inicio de la jornada de inundaciones repentinas en la mayor parte de Puerto Rico y pronosticó acumulaciones totales de lluvia de entre 6 y 10 pulgadas (15 a 25 centímetros).
Las inundaciones obligan a desalojos
Una de la zonas más afectadas fue la norteña Toa Baja, en la desembocadura del río La Plata, donde las autoridades tuvieron que desalojar a varias familias debido a que el agua llegó a las viviendas de barrios como San José.
El inspector Robert Ramos Rosario, director del Cuerpo de Investigaciones Criminales del área de Bayamón, explicó a EFE que se cerró la carretera 2 por seguridad de los ciudadanos a causa del desbordamiento del río.
«Cada vez que hay un evento atmosférico esto ocurre porque el río viene desde la zona montañosa de Barranquitas, Comerío, Cayey y Naranjito, y desemboca aquí», lamentó.
Una de las personas que no pudo cruzar fue Arsenio Inocencio Frías, empleado de la Vaquería Los Nevarez, quien intentó desafiar la seguridad policial y tomar un tramo más corto para atender a las 300 vacas que tiene que ordeñar dos veces al día.
«Tengo que llegar», dijo a EFE Frías, quien aseguró que en el área estas inundaciones «han pasado bastantes veces».
Debido a que se abrieron cuatro compuertas de la represa La Plata, el personal de Manejo de Emergencias de Toa Baja orientó a la ciudadanía a desalojar el área del pueblo y los barrios de Toaville, San José, Campanilla y Monserrate.
También el municipio de Añasco emitió una orden de desalojo para los barrios de Miraflores, Espino, Cidra, Pozo Hondo, Corcovada Abajo y Playa debido a la amenaza inminente de inundaciones que representa el río Grande.
Otros ríos fuera de su cauce fueron Fajardo, Blanco, Jacaguas e Inabón. Las aguas de estos últimos invadieron la carretera PR-1 y la pista del Aeropuerto Internacional de Mercedita en Ponce.
Decenas de carreteras quedaron asimismo bloqueadas debido a las inundaciones, los deslizamientos de tierra y la caída de árboles y postes del tendido eléctrico.
La mitad de la isla a oscuras
Las lluvias y las fuertes ráfagas de viento tuvieron su efecto en la débil red eléctrica de la isla. Un total de 734.645 clientes, el 50,04 %, están sin luz desde las 17:00 hora local (21:00 GMT), según los datos de la empresa LUMA Energy.
El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, urgió en conferencia de prensa acción a LUMA Energy, aunque reconoció que es «difícil» saber cuándo se restaurará el servicio ya que los operarios están ahora en la calle evaluando los daños.
«Le he pedido directamente al presidente de LUMA que se restaure el servicio a la brevedad posible. Obviamente, las brigadas están en la calle y hay una diferencia en cuando se ha caído una línea, a cuando meramente la vegetación ha tocado una línea y afectó el servicio y el sistema se protegió», indicó.
No hay problemas en las plantas de generación de energía, así que se espera que una vez que LUMA determine que no hay daños en la línea se vaya restableciendo el servicio a los clientes.
La falta de electricidad también afectó a plantas o bombas del servicio de suministro de agua potable, lo que dejó a 304.575 abonados (el 23 %) sin servicio, de acuerdo a los últimos datos disponibles.
En cuanto al transporte aéreo, el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín de Puerto Rico retomó pronto las operaciones aéreas, pero la tormenta provocó la cancelación de al menos 145 vuelos entre hoy y el martes.
Ante los daños causados por Ernesto, el presidente estadounidense, Joe Biden, firmó este miércoles una declaración de emergencia para ayudar a Puerto Rico.
El objetivo es brindar el apoyo adecuado a los 78 municipios del Estado Libre Asociado a EE.UU. para «salvar vidas, proteger la propiedad, seguridad y salud pública y minimizar o prevenir la amenaza de una catástrofe».
Marina Villén y Jorge Muñiz